
En un esfuerzo por redefinir y fortalecer el rumbo de la labor evangelística en el continente, se llevó a cabo el Foro Misionológico Iberoamericano del 10 al 13 de noviembre de 2025.
Según un informe detallado de COMIBAM, el evento reunió a cerca de 95 participantes, incluyendo pastores, directores de agencias, misioneros y líderes de 20 naciones, quienes generaron un espacio de diálogo profundo sobre las prácticas emergentes en la misión de Dios.
El encuentro se destacó por reflejar la riqueza y diversidad del movimiento misionero actual. La convergencia de nuevas generaciones con líderes experimentados, así como la participación activa de las mujeres en la misión, marcó la pauta de las jornadas.
Más allá de lo académico, el foro se caracterizó por una atmósfera espiritual palpable, donde la intercesión y la adoración espontánea precedieron a la estrategia, subrayando que el trabajo misionero debe integrar lo teológico con lo espiritual y comunitario.
Durante las sesiones, se enfatizó un cambio de paradigma crucial: dejar de ver la misión desde una perspectiva de conquista para adoptarla desde la humildad y el discernimiento. Los ponentes recalcaron que "Dios llega primero" a los pueblos no alcanzados y que la tarea de la Iglesia es unirse a lo que el Espíritu Santo ya está haciendo, evitando actitudes colonizadoras.
Voces históricas y actuales del movimiento resonaron con fuerza. Bertil Ekström recordó a los presentes: “La Iglesia es por naturaleza misionera; no existe iglesia sin misión”. Este principio guió las discusiones sobre cómo Iberoamérica ha pasado de ser un campo de misión a constituirse en una verdadera fuerza misionera global.
El director ejecutivo, Cristian Castro, y otros expositores como Zazá Lima y Carlos Madrigal, instaron a los presentes a una "kénosis" o vaciamiento, imitando a Cristo para servir a las naciones. La reflexión teológica se equilibró con la práctica pastoral, liderada por figuras como el Dr. Nathan de México, quien abogó por una mayor cooperación entre las iglesias locales y las agencias.
El foro concluyó reafirmando que la espiritualidad es la base de toda acción. Como bien señaló Lima en una de las intervenciones más emotivas: “La espiritualidad precede a la estrategia”.
Los líderes regresaron a sus países con el compromiso de movilizar a una iglesia que no sea espectadora, sino participante activa en la redención global.





