
La Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL), a través de sus comisiones de Familia, Niñez, Parejas, Jóvenes y Provida, emitió un comunicado oficial expresando su rechazo a la realización de la Conferencia Internacional sobre Planificación Familiar (CIPF), programada del 1 al 6 de noviembre de 2025 en el centro de convenciones Ágora Bogotá.
El documento, respaldado por la Comisión de Niñez y toda la estructura de CEDECOL, manifiesta una “profunda preocupación y categórico rechazo” frente a la naturaleza del evento, el cual, según el texto, es promovido por organizaciones nacionales e internacionales que impulsan los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el aborto como un “servicio” de salud.
“Como iglesias y ciudadanos, afirmamos el derecho a la vida desde la concepción. Creemos que el vientre materno debe ser el lugar más seguro para proteger y nutrir la vida humana en sus etapas más tempranas”, señala el comunicado.
Asimismo, el pronunciamiento cuestiona el apoyo institucional del Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá a la conferencia, considerando que resulta contradictorio con el lema del Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026, “Colombia, potencia mundial de la vida”.
En esa línea, CEDECOL subraya que, si el país aspira a ser una potencia de la vida, debe proteger “toda vida humana, especialmente aquella que es más frágil e indefensa”.
Entre las acciones propuestas, las comisiones de CEDECOL se comprometen a reafirmar el valor sagrado de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, acompañar a mujeres y familias en contextos de vulnerabilidad, e impulsar políticas públicas que protejan integralmente a la madre y al hijo.
También hacen un llamado a las autoridades a “escuchar las voces ciudadanas que hoy se expresan pacífica y masivamente en defensa de la vida”, mencionando las manifestaciones en redes sociales bajo el hashtag: #CumbreAbortistaNO.
El comunicado exhorta, además, a que los recursos públicos se orienten a la prevención de la violencia, el cuidado perinatal, la adopción y la educación afectiva, “antes que a la expansión de prácticas que atentan contra la vida prenatal”.
La declaración concluye con un mensaje dirigido al Estado, que dice: “Con respeto por el Estado Social de Derecho y por la dignidad de toda persona, reiteramos: Colombia es pro vida y anhelamos que nuestras instituciones honren ese compromiso en coherencia con el ideal de ser potencia de la vida”.






