Liderazgo femenino cristiano busca visibilidad y dignidad en la obra misionera

Zaza Lima
 Evangelical Focus

Con una mezcla de ternura y firmeza, Zaza Lima, reconocida voz en el movimiento misionero iberoamericano, ofreció una visión profunda sobre el papel de la mujer en la misión durante una entrevista exclusiva con Diario Cristiano Internacional. Para Lima, la participación femenina no se trata de una lucha por espacios y protagonismos,  sino de una vocación que nace del corazón mismo de Dios.

“Jesús fue quien inauguró el ministerio de la mujer”, afirmó Lima. “Él cruzó las fronteras de su época, acogió a los marginados y dignificó a quienes eran despreciados por su cultura, incluidas las mujeres. No hablamos de poder, hablamos de vocación”.

Aportes únicos desde la feminidad

Zaza subrayó que las mujeres no buscan competir con los hombres, sino aportar desde su identidad creada por Dios y su vocación que nace de Su multiforme gracia. “Tenemos una capacidad especial para la hospitalidad, la resiliencia, el cuidado, y una sensibilidad que conecta con contextos de dolor y sufrimiento, de celebración y lamento  donde otras mujeres necesitan ser escuchadas, valoradas y reafirmadas en su dignidad en la reciprocidad del encuentro ”, explicó. En su experiencia, muchas mujeres en el campo misionero han encontrado en la hospitalidad y la amistad genuina un espacio de transformación y revelación del amor de Dios. 

“A mí me encanta valorar la belleza, el arte, los sabores y colores de este lugares,  vestir ropas bordadas y costuradas por  amigas preciosas de los lugares”. Me dicen: ‘Zaza, tú llevas en tu cuerpo nuestras heridas, nuestras esperanzas, nuestras cicatrices’. Eso es encarnarse, es identificarse con ellas”, relató.

Desafíos del liderazgo femenino en contextos difíciles

Aunque celebra los avances, Lima reconoce que existen muchos desafíos. En muchas regiones, las mujeres enfrentan barreras culturales profundas. Pero en vez de confrontarlas con imposiciones externas, Lima propone apoyarles y construir con ellas espacios donde sus voces pueden ser oídas y articuladas, dentro del respeto y reconocimiento de que no podemos hacer nada por ellas sin ellas y de que su Dignidad y valor son redimidos en Cristo. 

“Las canteras que apreciamos y los jardines de estos lugares , tenemos que entrar despacio y con reverencia para no destruir lo que está naciendo”, ilustró. Según ella, no se trata de imponer modelos culturales, sino de encarnar el Evangelio de forma contextualizada.

Uno de los mayores riesgos, asegura, es caer en un liderazgo marcado por la vanidad, el individualismo o el abuso espiritual. “Nuestro liderazgo debe nacer de una comunión profunda con Dios. Sin Él, nada podemos hacer”, afirmó. Para Lima, es urgente que los líderes, hombres y mujeres, caminen en comunidad, rindan cuentas, y cultiven una espiritualidad saludable.

La importancia de la colaboración y el reconocimiento

Lima agradeció el apoyo de hombres que han reconocido y valorado el rol de las mujeres en la misión. “No necesitamos permiso, tampoco queremos más trabajo, ya tenemos bastante. Solo queremos ejercitar la vocación que Dios nos ha dado  y que podamos cumplirla con dignidad, en comunidad con nuestros hermanos y hermanas”, expresó.

Destacó que, aunque las mujeres constituyen hasta el 65% del personal misionero en algunos contextos, su voz muchas veces no se ve representada en los espacios de toma de decisiones. “¿Dónde están las mujeres en esta mesa?”, cuestionó.

También resaltó el valor de los hombres que, como su esposo y varios líderes misioneros, han impulsado el ministerio femenino sin celos ni reservas. “Un liderazgo sano reconoce los dones del otro y camina con él”, subrayó.

Salud emocional y fidelidad espiritual

Desde su formación como psicóloga clínica, Lima también abordó las presiones emocionales de las mujeres en el campo. “Muchas enfrentan presiones por encajar en culturas hostiles, por callar, por ser evaluadas con más dureza . Necesitamos espacios de sanidad, escucha y reconciliación”, advirtió. Algunos tipos de bromas, comentarios, exigencias agregan sufrimiento y subestiman a las mujeres y deshonran nuestro Creador. 

Aun así, se mostró convencida de que el Espíritu Santo guía y desafía  los contextos más cerrados con su Misión Transfronteriza. “Jesús no cruza fronteras. Él  redime culturas, revela otra manera de ser, de acoger, de vivir, sin competencias, sin amenazas. Y cuando las personas ven nuestro testimonio de relaciones igualitarias, de respeto, de mutualidad se sienten atraídas a Él”, afirmó. Una persona me dijo en uno de estos países “ El Dios que valora y escucha las mejores, que pone los niños en el centro y que se hizo peregrino, es Dios cercano y encarnado, es Dios que me abraza y transforma”.

Mirar al futuro con esperanza

Cuando se le preguntó por el futuro, Lima citó Proverbios: “Vestidas de dignidad, sonreímos  para el futuro con esperanza”. Afirmó que el presente es el terreno donde se siembra el legado espiritual que impactará a las nuevas generaciones.

“Tenemos la responsabilidad de bendecir esta generación, pero también de crear puentes de esperanza para las que vienen. Iglesias que no negocian sus valores, pero que desarrollan una pastoral de acogida, sanidad y cuidado”, concluyó.

Para Zaza Lima, la misión global requiere líderes íntegros, sensibles, encarnados y centrados en Cristo. “Antes que cualquier otra cosa, somos discípulos. Todo empieza en la presencia de Jesús y para la gloria de su nombre”.

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