
El Consejo Nacional de la Iglesia de Dios del Evangelio Completo en Cuba (IDDEC) ha hecho un llamado vehemente a la acción solidaria dirigida a todas sus congregaciones en las regiones del Occidente y Centro del país, en respuesta a la catástrofe humanitaria provocada por el huracán Melissa.
Según un informe del medio Luzvisión, la tormenta causó una devastación significativa en las provincias orientales de la nación caribeña, dejando a muchas familias de la comunidad en condiciones de extrema necesidad. Ante esta realidad, la iglesia ha optado por movilizar a sus fieles.
La directriz principal se basa en el principio bíblico de la ayuda mutua. La convocatoria se encuentra inspirada, según el texto original, en el versículo de Hechos 11:29, "donde los discípulos enviaron socorro a quienes lo necesitaban". El objetivo es replicar ese ejemplo de la iglesia primitiva, uniendo fuerzas para proporcionar un alivio sustancial a las víctimas.
Las congregaciones están siendo exhortadas a participar activamente, aportando recursos esenciales como alimentos no perecederos, artículos de higiene personal y ropa. La Iglesia de Dios del Evangelio Completo ha asegurado su compromiso para una distribución eficaz de las donaciones, coordinando con grupos locales para "asegurar que la ayuda llegue a los más afectados".
Este esfuerzo trasciende la mera atención a las necesidades materiales. Para la iglesia cubana, la movilización también sirve para "fortalecer los lazos de unidad y amor entre los miembros de la iglesia".
En un tiempo de crisis nacional, la fe y la solidaridad son vistas como un pilar fundamental, recordándoles a los creyentes que, tal como se expresa en el llamamiento, "cada uno de nosotros puede hacer una diferencia significativa en la vida de nuestros hermanos" en aras de construir un futuro de restauración y apoyo mutuo.
La semana pasada la Iglesia Metodista en Cuba se movilizó con prontitud, enfocando su ayuda en la provincia de Santiago de Cuba. Bajo el lema bíblico “Como un solo Hombre desde Dan hasta Beerseba”, la comunidad metodista emprendió la entrega de recursos vitales en una reafirmación pública de su misión social.
Según estimaciones de Naciones Unidas, unas 2,2 millones de personas han resultado gravemente afectadas. El informe detalla que alrededor de 60.000 viviendas, 461 centros médicos y 1.552 escuelas sufrieron daños, mientras más de 78.700 hectáreas de cultivos quedaron destruidas.





