
Montevideo, Uruguay — Con un discurso provocador y repleto de referencias filosóficas, Miklos Lukacs de Pereny, analista y autor peruano especializado en ciencia, tecnología y política, advirtió que las mayores amenazas para la humanidad hoy no son de orden económico ni político, sino profundamente antropólogicas y espirituales.
“Lo que estamos viendo es una reconfiguración del concepto de ser humano en nombre del progreso tecnológico, y eso nos lleva directamente a su deshumanización”, señaló Lukacs ante cientos de parlamentarios, líderes sociales y religiosos reunidos esta semana en el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, celebrado en Montevideo.
Este evento continental, que ha congregado a representantes de más de 15 países, busca articular una agenda común de acción política basada en la defensa de la vida, la familia, la libertad religiosa y la dignidad humana.
La ideología del progreso como amenaza civilizatoria
Lukacs centró su intervención en desmontar lo que llamó el “matrix progresista globalista”, encarnado por ideologías como el feminismo radical, la ideología de género y, en su versión extrema, el transhumanismo. Afirmó que estas corrientes buscan redefinir al ser humano para luego reconfigurarlo tecnológicamente, bajo el argumento de construir un paraíso terrenal sin Dios.
“Ya no se trata solo de cambiar ideas, se trata de cambiar la biología misma del ser humano, con edición genética, quimeras, fusiones con chips y dispositivos conectados a la nube”, advirtió, alertando que estas propuestas, antes propias de la ciencia ficción, hoy son técnicamente posibles.
Cuestionó que muchos de estos discursos se presentan como avances en derechos humanos, cuando en realidad son una amenaza a la condición humana misma. Citó casos como el aborto postparto, promovido por algunos sectores académicos, y las cirugías de reasignación de sexo en menores de edad, como síntomas de una cultura que ha perdido el sentido moral.

Contra el cientificismo y la idolatría de la libertad
Lukacs criticó la idea de que la ciencia puede responder todas las preguntas humanas. “La ciencia no puede explicar el propósito de tu vida ni darte criterios morales. Si decimos que solo la ciencia es verdad, le estamos quitando al ser humano su humanidad”, afirmó.
Señaló que el cientificismo ha creado una nueva religión secular que descalifica cualquier visión trascendente del ser humano. “Nos quieren convencer de que somos seres puramente materiales y racionales, cuando también somos seres espirituales, con emociones, afectos y propósitos”.
Asimismo, rechazó la idea liberal de que la libertad es un fin en sí mismo. “La libertad no es para hacer lo que uno quiere, sino para servir a los demás y vivir con propósito. Convertir la libertad en un absoluto ha llevado a justificar toda clase de barbaridades”, sentenció.

Hacia una respuesta bioconservadora
Ante este panorama, Lukacs propuso una nueva visión llamada bioconservadurismo, que defienda la dignidad humana, la familia natural y los límites de la tecnología desde una mirada que trascienda la clásica división entre derecha e izquierda.
“Esta no es una lucha entre partidos. Es una lucha entre quienes quieren preservar lo humano y quienes lo quieren destruir en nombre del progreso”, afirmó.
Llamó a superar las etiquetas ideológicas y construir una gran alianza entre personas de distintas corrientes que estén dispuestas a defender la vida y la verdad, incluso si eso significa ser llamados retrógrados o intolerantes. “Lo que está en juego es nuestra humanidad misma”.
Su participación fue una de las más comentadas de la jornada, y se enmarca en una serie de plenarias del Congreso donde también han participado líderes como Travis Weber (Family Research Council), Chris Swanson (Billy Graham Evangelistic Association) y Aarón Lara, presidente del Congreso.