
En días recientes, Diario Cristiano Internacional tuvo la oportunidad de conversar en exclusiva con Omayra Álvarez, directora de Juventud Con Una Misión (JUCUM) en Santo Domingo. Álvarez, reconocida activista y defensora de la vida, la familia y los valores cristianos, compartió los pormenores de lo que la iglesia evangélica considera una victoria histórica: la aprobación del nuevo Código Penal en la República Dominicana, un hecho que refuerza la defensa de la vida y la familia frente a las presiones internacionales.
Una batalla legislativa y espiritual
La República Dominicana se regía por un Código Penal que databa de 1914. Durante años, diversos sectores intentaron modernizarlo, pero la inclusión de las llamadas "tres causales" para el aborto y la agenda de género habían paralizado su avance. Sin embargo, en un giro reciente, el Congreso Nacional aprobó un código que mantiene la protección de la vida desde la concepción.
"Tengo que testificar que nos ayudó, aparte de Dios que siempre está con nosotros... que cerraran USAID", comentó Álvarez con franqueza, refiriéndose a la disminución de la influencia de ONGs internacionales que, según explica, promovían agendas contrarias a los valores de la nación.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) entró en crisis en febrero pasado tras la decisión del presidente Donald Trump de congelar la ayuda extranjera. La desición fue tomada al revelarse una serie de irregularidades con la entidad.
"Parece que el presupuesto fue muy acortado, pero yo también vi una presencia de la Iglesia de Dios; nos unimos en oración y acción", añadió.
La líder de JUCUM relató cómo la sociedad civil y la iglesia dominicanas se mantuvieron en "pie de guerra", vigilantes hasta la madrugada del día de la aprobación. Para Álvarez, este logro es un respaldo directo al artículo 37 de la Constitución dominicana, que consagra la inviolabilidad de la vida.
Más que un debate sobre el aborto
Omayra Álvarez enfatizó que la oposición al nuevo código por parte de grupos minoritarios y progresistas no se basaba en el bienestar general de la nación, sino en una agenda ideológica específica. El nuevo código tipifica más de 70 nuevos crímenes que no existían en la legislación de 1914, como el sicariato, el secuestro y los ataques con "ácido del diablo".
"A esos grupos minoritarios, que quieren subyugar a la mayoría, no les interesa el bienestar. No les interesa que los violadores tengan acumulación de pena... lo que les importa es tres causales, tres causales, tres causales", denunció Álvarez.
La activista fue contundente al señalar que detrás de la insistencia en el aborto existe un negocio lucrativo que atenta contra la dignidad de la mujer y del no nacido. Además, advirtió sobre el peligro de las leyes que buscan otorgar "derechos sexuales" a los niños, citando ejemplos de Europa que, a su juicio, desprotegen a la infancia frente a los depredadores sexuales.
"Un niño no tiene derecho a que nadie tenga relaciones sexuales con ellos; al contrario, tenemos que cuidarlos", sentenció.
La unidad: Clave de la victoria
Uno de los puntos más destacados de la conversación fue el reconocimiento de la alianza estratégica entre evangélicos y católicos en esta lucha cultural. Álvarez hizo un llamado a dejar de lado los prejuicios denominacionales cuando se trata de defender principios fundamentales.
"No se trata del credo, se trata del valor de la vida y de la familia... La familia es el núcleo central de la sociedad", explicó.
Omayra instó a los creyentes a abandonar la "doble moral" que impide la colaboración en temas sociales críticos. "Al estar con ellos [los católicos] en este tema, donde ellos son pioneros, no estamos prendiendo velas ni adorando ídolos; lo estamos haciendo en el nombre de Jesucristo".
Un faro de esperanza para Latinoamérica
Javier Bolaños, director de Diario Cristiano Internacional, señaló durante la entrevista que la República Dominicana se está convirtiendo en un modelo a seguir para el resto del continente, donde la ideología de género ha permeado profundamente las legislaciones.
Álvarez coincidió, afirmando que la nación caribeña está trayendo esperanza a la región. "Si nosotros, tan pequeños y vulnerables, lo hemos logrado, ellos también lo pueden lograr", alentó a las demás naciones latinoamericanas.
El desafío: Una iglesia preparada
Para finalizar, Álvarez lanzó un reto a la iglesia evangélica de habla hispana: la necesidad de profesionalización. Insistió en que para ocupar los espacios de influencia y defender la fe en la plaza pública, los cristianos deben prepararse académicamente.
"Iglesia, prepárate. El que quiere ser ingeniero, entre a la universidad... Tenemos que ser entendidos en los tiempos", exhortó. Su visión es la de una iglesia que no solo condena el pecado, sino que ofrece soluciones, albergue y amor restaurador a las víctimas de una sociedad quebrantada, incluyendo a aquellos confundidos en su identidad.
La entrevista concluyó con un ambiente de camaradería y compromiso mutuo por seguir levantando la bandera de la vida y la verdad en toda Hispanoamérica.





