Superando la polarización en un mundo fracturado

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Vivimos en la era de la tribu. Las redes sociales, la política y los medios de comunicación nos empujan constantemente a elegir un bando, a identificarnos con un grupo y a ver a quienes piensan diferente como adversarios.

La polarización ha permeado cada aspecto de nuestra sociedad, creando divisiones profundas que nos alejan del diálogo, la empatía y la comprensión mutua.

Para los cristianos evangélicos, este panorama presenta un desafío crucial: ¿cómo puede la Iglesia ser un faro de unidad y amor en medio de la fragmentación, en lugar de convertirse en una víctima más de ella?

La Biblia nos llama a un estándar más alto. Jesús, en su oración sacerdotal, no pidió por nuestra comodidad o éxito, sino por nuestra unidad.

Juan 17:21 nos dice: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.

La unidad entre los creyentes es un testimonio poderoso para el mundo de la veracidad del Evangelio. Cuando el mundo ve a la Iglesia, debería ver un lugar donde las diferencias de opinión, raza o clase social son superadas por el amor de Cristo.

El apóstol Pablo nos insta en Efesios 4:3: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”.

Este llamado a la “solicitud” implica un esfuerzo intencional y diligente para preservar la unidad, incluso cuando el mundo exterior nos presiona para fragmentarnos. Esto no significa que debamos comprometer nuestras convicciones bíblicas, sino que debemos sostenerlas con humildad y gracia, distinguiendo entre los fundamentos de la fe y las cuestiones secundarias que a menudo se convierten en causas de división.

La polarización prospera en la falta de diálogo y en la deshumanización del otro. Para contrarrestar esto, la Iglesia debe ser un espacio donde el amor y el respeto sean las reglas de oro.

Santiago 1:19 nos aconseja ser “pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. En la práctica, esto significa escuchar a quienes no están de acuerdo con nosotros, buscar entender su perspectiva y responder con gracia en lugar de con ataques.

El centro de investigación Barna Group ha estudiado en profundidad las tendencias de la Iglesia y la cultura, y sus hallazgos sobre la falta de unidad en el mundo evangélico son un llamado de atención urgente.

Que en medio de la tormenta de la polarización, la Iglesia se mantenga firme como un reflejo del reino de Dios, un lugar donde el amor del Padre rompe todas las barreras.

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