Es habitual que Adrián “Maravilla” Martínez exprese su fe cuando convierte goles para Racing Club de Avellaneda, equipo con el que se consagró campeón de la Copa Sudamericana en noviembre del año pasado. Lo que no es tan común es que el propio club comparta y reconozca esa fe, algo que ocurrió recientemente a través de un posteo en Instagram.
Junto a una foto del delantero, Racing citó un versículo bíblico en celebración por la victoria obtenida contra Botafogo de Brasil en la final de la Recopa Sudamericana 2025:
“𝐽𝑒𝑠𝑢́𝑠 𝑙𝑒 𝑑𝑖𝑗𝑜: ¿𝑁𝑜 𝑡𝑒 ℎ𝑒 𝑑𝑖𝑐ℎ𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖 𝑐𝑟𝑒𝑒𝑠 𝑣𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑎 𝑔𝑙𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝐷𝑖𝑜𝑠? — Juan 11:40”
A sus 32 años, Martínez se ha consolidado como un delantero letal, con gran capacidad para moverse entre líneas y definir dentro del área. Sin embargo, su camino hacia el fútbol profesional fue poco convencional. A diferencia de la mayoría de los jugadores de Primera División, no se formó en divisiones menores de un club. Apenas tuvo un breve paso por Villa Dálmine a los 17 años, pero antes y después solo jugó en su barrio para Las Acacias, equipo que su madre llegó a presidir.
Durante su juventud, alternó su pasión por el fútbol con trabajos de albañilería, recolección de basura y reparto en una distribuidora. Un accidente en moto casi le cuesta la movilidad de una mano y, además, vivió una de las experiencias más difíciles de su vida: estuvo preso injustamente durante siete meses, hasta que se demostró su inocencia. Fue en la cárcel donde conoció a Jesucristo, lo que marcó un antes y un después en su vida.
El apodo “Maravilla” lo heredó del boxeador Sergio Martínez, aunque nunca le gustó demasiado. “Siempre dije que no me gusta que me digan ‘Maravilla’, porque si no la metés, te queda el apodo muy grande. Pero lo que hizo Dios conmigo fue una maravilla, porque no sé cuánta gente tuvo la posibilidad de salir de la cárcel a los 23 años, jugar al fútbol y vivir de esto”, contó en una entrevista con TyC Sports.
Tras su salida de prisión, el fútbol volvió a su vida. Siempre como delantero, siempre como goleador. Pasó por Defensores Unidos de Zárate, Atlanta, Sol de América, Libertad y Cerro Porteño (todos de Paraguay), Coritiba (Brasil) e Instituto de Córdoba. En enero de 2024, Racing pagó dos millones de dólares por su pase y le confió la responsabilidad de ser su referente de ataque.
Hoy, en el mejor momento de su carrera y disfrutando del cariño de la hinchada de Racing, Martínez no olvida sus difíciles comienzos. A través de sus redes sociales, comparte imágenes de sus logros futbolísticos, pero también de su servicio junto a su esposa Anabella. “Siempre llevando el evangelio de Dios que cambia y transforma vidas para el que cree…”, escribió en una publicación en la que se lo ve visitando cárceles, escuelas e iglesias en su ciudad natal, Campana.
Su fe lo acompaña dentro y fuera de la cancha. “Dios es mi roca. Cuando entro a la cancha sé que me va a proteger”, afirmó en una entrevista con el diario La Nación a fines del año pasado, cuando Racing se coronó campeón de la Copa Sudamericana.
