
El Lic. Aarón Lara inauguró oficialmente una nueva edición del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, que se celebra desde el 18 hasta el 20 de junio en la ciudad de Montevideo, Uruguay. En su alocución, planteó algunos lineamientos y objetivos que esperan alcanzar en estos días, a los que definió como una “celebración provida”.
En primera instancia, expresó: “El mundo está en tinieblas, pero tú y yo somos la luz de Jesús. Él nos ha enviado para iluminar las tinieblas. Mientras Dios nos conceda la gracia de estar tú y yo encendidos con esta luz, el mundo no estará en tinieblas. El mundo podrá saber cuál es el camino, porque Dios los usará para señalarlo y decirle qué es lo que no está bien”, arengando así al compromiso personal con Dios y con la causa que los convoca.
Además, mencionó que el Congreso Iberoamericano nació en 2017 y que “en estos ocho años hemos visto milagros tras milagros, cosas impensables, hazañas extraordinarias que, si contáramos una sola, no la creerían”. También valoró como un “extraordinario regalo de Dios” el haber hecho amigos en el camino. “Y estar unidos sin importar las distancias, las circunstancias o los problemas. Lo más importante es que nos podemos ver a la distancia. Quienes estuvimos en el primer Congreso y nos vemos hoy, seguimos abrazándonos con tanto cariño, con tanto afecto, con tanto amor”, indicó.
Lara describió tres objetivos fijados para este encuentro y para la organización en general, a los que denominó “tres finalidades”. En primer lugar, señaló que el “primer gran objetivo es empoderar a una nueva generación”. Aunque fue bastante general en su descripción, indicó: “Nuestro primer gran proyecto es que, a partir de 2030, podamos lograr un recambio generacional en todas nuestras estructuras”. Antes había advertido que quienes comenzaron hace ocho años estarán en una edad biológica que hará necesario ese recambio, más allá de extender la comisión en todos los sentidos. También añadió que quienes tengan mayor edad seguirán acompañando para “hacer un proyecto a nivel global, pero particularmente para nuestras Américas”.

El segundo objetivo es promover el crecimiento de esta plataforma. “El Congreso ha hecho cosas impresionantes, pero todavía somos un grupo pequeño”, afirmó. Y agregó: “Les vamos a presentar algunas de las nuevas iniciativas y cómo estamos desarrollándolas. Porque muchas de ellas ya están en acción. Es decir, no solo en proyectos, sino ya en realización”. Aquí se detuvo en la idea de expandir la visión de que cada uno sume a otro a cada congreso, y habló de “militancia” como compromiso, no como simple simpatía. “Nosotros no ofrecemos membresía, porque esto no es un club. No ofrecemos que usted se haga miembro del Congreso para ver qué le toca o qué recibe a cambio. Aquí no estamos hablando de membresía, estamos hablando de militancia. Y para que usted pueda ser militante del Congreso, lo debe considerar como uno de los honores más altos de su vida”, subrayó.
Finalmente, presentó como tercer objetivo realizar todo “con inteligencia”. Explicó que las propuestas surgidas desde este Congreso deben ser superadoras, dado que provienen de Dios. “Porque eso no está en la capacidad humana, está en la mente de Dios”, dijo.
“Por eso es que vamos a hacer estas reuniones continentales, en las que intercambiaremos opiniones, sugerencias, propuestas. Vamos a estar escribiéndolas, como dice la Palabra: ‘escribiéndolas en tablas y para darlas a conocer’. Lo queremos hacer con la inteligencia que Dios nos ha dado y en la inspiración de su Espíritu Santo, que va a purificar estos conceptos para poder expresarlos con una calidad, una claridad” tal que los organismos puedan reconocerlo como sobrenatural.
Cerró su discurso con una arenga: “¡Queridos amigos, bienvenidos a la gran fiesta provida de Iberoamérica! ¡Bienvenidos a este tiempo de reflexión y de análisis! ¡Bienvenidos a la batalla, a la batalla por el alma de América!”.