La comunidad evangélica en Perú está enfrentando una grave escalada de violencia e inseguridad a manos de bandas criminales, que ahora tienen a templos y líderes en la mira.
Según un informe del medio peruano ACNoticias, esta ola de extorsiones y ataques refleja el aumento general de la criminalidad que afecta a la población.
Los incidentes reportados son cada vez más audaces y violentos. En Comas, un distrito de Lima, una iglesia evangélica pentecostal fue atacada a balazos por extorsionadores.
Los propietarios de la congregación denunciaron que los criminales exigían la entrega de 50 mil soles (aproximadamente $14.800 USD) bajo amenaza de muerte. Otro caso ocurrió recientemente en Ventanilla, donde una iglesia perteneciente a las Asambleas de Dios fue también víctima de un ataque a balazos.
El problema trasciende a la capital, como lo demuestra un suceso grave en Huamachuco, región de La Libertad, donde un pastor fue secuestrado. Afortunadamente logró escapar tras varios días de cautiverio, pero reveló que sus captores exigían una suma "exorbitante a la congregación" para su liberación.
Estos actos criminales representan una doble afrenta para la comunidad cristiana. Por un lado, desafían la fe de los creyentes en medio de la adversidad, y por otro, son catalogados como un ataque directo a la vida, la labor de la iglesia y la libertad religiosa.
En un contexto donde la fe se pone a prueba, la fuente señala que estos casos "desafían la fe de la comunidad y exigen unidad y oración".
Además de la respuesta espiritual, las autoridades han instado a la colaboración ciudadana. La Policía Nacional del Perú pide a las congregaciones "denunciar estos crímenes para enfrentar a las bandas delictivas que ahora tienen a las comunidades evangélicas en la mira que no solo atentan contra la vida, sino que son un asalto directo a la libertad de culto y buscan silenciar la labor social y espiritual cumplen las iglesias inmersas en la comunidad".
