
Por varios años la vida de Ana María Luna Rodríguez, fue un infierno, los constantes abusos físicos y psicológicos que sufrió en su niñez la llevaron a tomar decisiones difíciles y confusas. En su juventud formó parte del movimiento gay en México, hasta que conoció el mensaje de Jesucristo y todo fue distinto.
“Tuve un proceso muy difícil con 23 violaciones sexuales por parte de hombres adultos y adolescentes que iniciaron cuando apenas tenía siete años, abusaron de mi hasta la edad de 12 años. Eso distorsionó mi sexualidad”, señaló Ana María.
Ante tales abusos, llegó a sentir odio hacia los hombres y decidió, para no ser atacada de nuevo, tratar de formar parte del sexo opuesto, “En algún momento de mi vida ya no quise ser niña, quería ser hombre para defenderme de ellos”, explica.
Sin embargo, la sociedad fue implacable con Ana María. Ella comentó en entrevista con Diario Cristiano que en su niñez al reunirse para jugar con los pequeños eran constantes los apodos en su contra. Escuchar que la llamaran “marimacha”, “machorra” y otros insultos por el comportamiento masculino que manifestaba le causaron profundas heridas en el alma.
A todo ello se sumó la ausencia de su padre desde los tres años, así como vivir en un hogar con un hermano alcohólico. Aunado a ello, su madre no la podía atender pues tenía que trabajar para suplir las necesidades del hogar. Las circunstancias familiares la llevaron a tomar la decisión de dejar su casa para experimentar el lesbianismo y tener una pareja del mismo sexo.
Cuando parecía que todo estaba perdido en la vida de Ana María, conoció el mensaje del evangelio de Jesucristo, “uno aprende a lidiar con la tentación, se vuelve uno más fuerte, la atracción al mismo sexo se fue, tuve un encuentro con Dios”.
Ya en la edad adulta cambió su orientación hacia la heterosexualidad. Se preparó y estudió psicología, es egresada del Instituto Teológico Anna Sanders de Asambleas de Dios y representa al Movimiento Ex LGBT México.

“Organizamos una marcha. Este año celebraremos la cuarta movilización en la Ciudad de México, mucha gente llega de otros países y se han unido a este movimiento, es un proyecto que nació en el corazón de Dios”, destacó.
La visión de la marcha se la dio una hermana en la fe quien es de República Dominicana. Asegura que el mensaje de Dios fue que con cada marcha que se hiciera de los ex LGBT, se iba a quitar la “ceguera espiritual” en los simpatizantes del movimiento gay. Fue así que iniciaron un grupo de consejería en una iglesia para personas que tenían atracción por el mismo sexo.
“Somos, por así decirlo, la contra del movimiento LGBTQ+. La intención es que ellos conozcan, que sí se puede cambiar de vida, que hay esperanza, que Dios no los diseñó así”, indicó Ana María.
Fue en 1978 cuando se presentaron en México los primeros movimientos que simpatizaron con lo que en la actualidad se conoce como orgullo LGBTQ+.
Para la cuarta emisión de la Marcha por la libertad ex LGBT México, la salida está planeada para la mañana del sábado 9 de agosto, partiendo del monumento a la Revolución hasta la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México.
Durante la marcha se reparten trípticos y varios de los participantes toman el micrófono para dar testimonio de su encuentro con Dios y la decisión de seguir una vida cristiana.
“Damos un testimonio que el cambio es real y genuino. No nos confrontamos con la gente afín al movimiento gay. Solamente compartimos lo que hemos vivido en el cristianismo. Enfatizamos que es posible un cambio de vida, y eso a la comunidad gay le sorprende. Hay gente que no quiere estar ahí y está buscando una identidad”, señaló Ana María.
La activista recordó que para la primera convocatoria en el año 2021 marchó un grupo de 300 personas, en esta ocasión el comité organizador espera que se reúnan más asistentes.
“Para la tercera marcha las autoridades nos negaron el permiso para llegar a la Alameda Central. No queremos ser no vistos por los demás. Este año voy a leer un pliego de quiénes somos, tenemos derechos igual que toda la sociedad” subrayó.
Entre los muchos testimonios que ha presenciado Ana María en el movimiento ex LGBT México, lo más hermoso, según ella, es poder ver vidas transformadas por el mensaje de Dios. En su memoria recuerda que el año pasado una persona “trans” se acercó durante la marcha y les felicitó por su trabajo, otras personas han aceptado a Cristo en plena vía pública.
En la óptica de la coordinadora de ex LGBT México, es grave el que la Iglesia deje a un lado la labor de evangelización que se realizaba en los años ochentas y noventas en todo el país, lo que a su criterio ha influido para el crecimiento del movimiento gay en territorio nacional.
“Se han realizado conferencias y eventos con expositores internacionales para que las iglesias conozcan más de este tema, pero a muchos no les interesa, solamente quieren ver artistas. Me he cansado de invitarlos, no se suman y eso es grave, tenemos que luchar para que el mundo conozca a Cristo”, indicó Ana María.