
SAN PEDRO SULA, HONDURAS – En el marco del congreso de la Confederación Iberoamericana de Comunicadores, Pastores y Líderes Cristianos (COICOM) 2025, se llevó a cabo un crucial panel fórum titulado "Inteligencia Artificial: Desafíos y Oportunidades para la Iglesia". La discusión, moderada por Arnold Enns, presidente de COICOM, contó con la participación de los expertos en tecnología y ministerio Vladimir Lugo, Steve Cordon y Fabio Criales, quienes exploraron la naturaleza de la IA, su impacto en la sociedad y su incipiente pero ineludible rol dentro de la comunidad de fe.
El diálogo se adentró en definir esta tecnología, descrita por Lugo como una rama de la informática que "le permite a las máquinas hacer cosas que hasta ahora estaban reservadas para los seres humanos", tales como aprender, analizar y tomar decisiones.
Se clarificó que la IA no reside en un único lugar, sino en servidores masivos de la nube gestionados por gigantes tecnológicos como Google, Amazon y Microsoft, compitiendo ferozmente por el dominio en este campo.
El congreso COICOM 2025 se lleva a cabo esta semana con el lema "Una visión clara para transformar nuestra generación", en la ciudad de San Pedro Sula.
El dilema del control y los prejuicios inherentes
Una de las primeras preocupaciones abordadas fue la del control y la ética detrás de la IA. Los panelistas coincidieron en que, aunque diversas empresas desarrollan sus propias versiones, estas tecnologías no son neutrales. Vladimir Lugo advirtió que los modelos de IA disponibles públicamente "tienen prejuicios", ya que han sido entrenados por compañías tecnológicas con una agenda a menudo secular. "
Muchas de estas compañías son woke", señaló Lugo, indicando que promueven valores "antibíblicos" y que sus creaciones de IA reflejan esas ideologías "humanistas" y "liberales".
Fabio Criales profundizó en este punto, explicando que la IA vino "para hacer evidente lo que ya estaba presente" en el corazón humano, citando Mateo 15:18-19. Advirtió del peligro de "alucinar", un término técnico que describe cómo la IA puede recrear información incorrecta si se le pregunta mal, todo con el fin de complacer al usuario.
"Muchísimo cuidado con eso, porque alucina, recrea lo que tú le estás preguntando y si se lo preguntas mal, vas a terminar diciendo herejías en el stage", afirmó Criales.
¿Consumidores o discípulos digitales?
El panel discutió el impacto de la IA en la creación de contenido ministerial, reconociendo la "moda" de pastores que usan herramientas como ChatGPT para generar sermones. Vladimir Lugo lo calificó como una "herramienta" que puede agilizar la investigación, pero insistió en que el "ente inteligente en el uso de la herramienta es el ser humano" y que es un error ceder el discernimiento.
Steve Cordon planteó una pregunta clave derivada del ocio y la curiosidad que motivan a la mayoría de los 123 millones de usuarios diarios de ChatGPT: "¿Será que hemos creado más consumidores digitales que discípulos digitales?". Argumentó que la verdadera labor pastoral no puede ser automatizada. "La gente necesita pastores", enfatizó. "El AI no te va a amar, el AI no va a llorar contigo".
Cordon relató una experiencia personal escalofriante al interactuar con una IA de consejería que, tras una conversación fluida, le ofreció orar por él de una manera elocuente y detallada, difuminando la línea entre el apoyo genuino y la simulación programada. "Yo creo que el AI va a ser una prueba de madurez también para la iglesia", reflexionó.
El llamado a la capacitación y la responsabilidad
Los tres panelistas concluyeron con un llamado unánime a la iglesia para que no sea ignorante ante esta tecnología. "O la utilizas o te utiliza, entonces no hay una alternativa realmente", sentenció Cordon. Se instó a los líderes a capacitarse y a preparar a sus congregaciones para interactuar con la IA de manera crítica y bíblica.
Fabio Criales advirtió que el problema no es "de flecha, es de indio", subrayando que los creyentes deben prepararse para usar estas herramientas correctamente. Por su parte, Vladimir Lugo cerró con una exhortación a la humildad: "Si algo queremos aprender del Señor, aprendamos a aprender".
El consenso del panel fue claro: la inteligencia artificial ya está aquí y su influencia es innegable. Para la iglesia, no representa simplemente un desafío tecnológico, sino una profunda interpelación a su madurez espiritual, a su discernimiento ético y a su compromiso ineludible con el contacto humano en el ministerio.