SUICIDIO: el flagelo que corre tras los más jóvenes

Suicidio
Existen ministerios cristianos que trabajan en la prevención y acompañamiento de la persona con sentimientos suicidas y sus familias. Imagen de jcomp en Freepik

El suicidio es un fenómeno antiguo que fue interpretado de manera diversa a lo largo de la historia, influenciado por principios filosóficos, religiosos, sociales y económicos. En la antigüedad, fue aceptado en muchas culturas, como en Mesopotamia y Egipto, donde tenía connotaciones míticas y ceremoniales. Pueblos como los galos, celtas, vikingos y otros consideraban razonable el suicidio en ciertas circunstancias.

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En la Grecia Clásica, el suicidio adquirió simbolismo a través de la mitología, asociándose con sentimientos como la venganza y la locura. Posteriormente, en la reflexión filosófica, como la de Platón, se comenzó a cuestionar socialmente el suicidio, aunque se hizo una excepción para los casos divinamente ordenados.

En la Edad Media, el suicidio se convirtió en tabú, con prohibiciones estrictas y condenas religiosas, como expresó San Agustín basándose en las Sagradas Escrituras.

En tiempos más recientes, los suicidas eran rechazados en los cementerios, sepultados aparte del campo santo.

Existen ministerios cristianos que trabajan en la prevención y acompañamiento de la persona con sentimientos suicidas y sus familias. De manera particular, el suicidio de una persona joven afecta profundamente a la familia, amigos, compañeros de clase y a la comunidad en general, dejando secuelas emocionales duraderas y generando conciencia sobre la importancia de la salud mental en todas las etapas de la vida.

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Pastor David Ortega - Director de Fundación Camino de Vida, Quito Ecuador y Salvando Vidas Ecuador Redes Sociales

David Ortega, pastor y director de la Fundación Camino de Vida en Quito, Ecuador, dialogó con Diario Cristiano sobre este tema tan delicado. 

“Hace más o menos unos 15 años el Señor empezó a tocar mi corazón por los jóvenes. Lo que me llevó a empezar a trabajar directamente atendiendo a jóvenes desde la pastoral. En el año 2016 la Confraternidad Evangélica Ecuatoriana me pidió que pudiera asumir una representación de los jóvenes evangélicos de mi país, y al año siguiente tuve la oportunidad de viajar a Paraguay donde conocí un proyecto que me conectó con esta necesidad de poder llegar a los jóvenes en las unidades educativas en los colegios”, cuenta Ortega.

Con una claridad elocuente David Ortega es minucioso en narrar cómo descubrió el ministerio internacional Salvando Vidas, enfocado en la prevención del suicidio, bullying, cutting y otras problemáticas juveniles. “Fue así que regresé a mi país y después de unos meses arrancamos el proyecto que conocimos en Paraguay: 'Salvando Vidas'. Luego abrimos la fundación y empezamos a trabajar directamente en nuestro país en distintas unidades educativas, colegios con adolescentes de secundaria a partir de los 12-13 años en adelante”. 

La tarea preventiva es ardua y no solo incumbe a los menores “también en algunas universidades tuvimos la oportunidad de implementar este programa que básicamente es un programa de prevención de diferentes problemáticas juveniles, sobre todo el suicidio. Y alrededor del suicidio obviamente el tema de la depresión, el bullying, el abuso sexual, la violencia intrafamiliar, el abandono, las adicciones”, indica. 

En Ecuador el suicidio llegó a ser la primera causa de muerte en adolescentes desde el 2018, explicó David Ortega.

“Inició este proyecto con un llamado personal” —dice— “después invité a varios pastores, amigos a ser parte de la fundación y junto a ellos llevamos este proyecto en diferentes ciudades de nuestro país. En estos últimos años también trabajamos con padres de familia, con docentes en los colegios y ha habido la oportunidad de estar en algunas empresas, instituciones, en hospitales haciendo este programa con adultos. También en la prevención y socialización de las problemáticas, poner a conocimiento y dar herramientas prácticas de cómo trabajar y entender, cómo trabajar con sus hijos y cómo entender las problemáticas que ellos están viviendo, que muchos adultos no las conocen”.

“Nuestro programa básicamente implica varias etapas. Primero el contacto con los colegios, con autoridades, luego con padres de familia. Después con los docentes y al final intervenimos a los jóvenes”, señala. 

Ortega explica que cuando están con los jóvenes comienzan con una explicación acerca de “la razón” por la que se encuentran en la institución educativa. De esta manera buscan “exponer las problemáticas” y ponen especial énfasis en que están allí porque “les amamos, y esa es nuestra puerta de entrada al corazón de los jóvenes”

Luego proyectan un cortometraje llamado “Justo a tiempo”. “Este cortometraje presenta las problemáticas. Es de apenas 15-14 minutos, donde básicamente se expone la realidad de una familia promedio en el que los niños sufren abuso sexual. En que los problemas de los padres llevan a la separación, al divorcio, etc. Ahí, en este caso, sí rompimos el estigma que hay sobre los varones. Es el papá el que tiene las riendas de la casa, el que vela por el hijo. A diferencia de la mamá que es la que tiene un sentimiento de abandono hacia su propio hijo y hacia el matrimonio. El papá debido a los problemas financieros que está viviendo intenta suicidarse", cuenta Ortega. "La trama es muy bonita, con actores ecuatorianos, con una producción ecuatoriana y eso nos permite conectar con ellos y exponer las problemáticas”. 

Luego de la proyección del cortometraje uno de los psicólogos de la fundación o uno de los expertos especialistas explica “cómo funciona la mente, el cerebro, por qué sufrimos de depresión, por qué a veces nos atrapamos en un mundo en el que no entendemos los problemas” explica Ortega. 

En cada encuentro hay un testimonio. “Alguien del equipo cuenta su propia historia de cómo salió del suicidio, del abuso, de las drogas, de cualquiera de las problemáticas que aquejan a los jóvenes. Al final hacemos una intervención ya donde llamamos a la reflexión, a buscar ayuda, a abrir el corazón a Dios, a encontrarse con ellos mismos, a confrontar su dolor y a sanar esas heridas teniendo la oportunidad de abrir el corazón hablando con alguien”, agrega el especialista.

“Con respecto a los datos y estadísticas locales, esto es muy interesante. En Ecuador el suicidio llegó a ser la primera causa de muerte en adolescentes desde el 2018. Eso fue parte de lo que nos movió urgentemente a llevar el proyecto al país", asegura.

"Luego bajó el índice y ya está en la segunda causa de muerte. Pero sigue siendo una estadística demasiado alta. Sabemos que la Organización Mundial de la Salud cifra de 800 mil, a un millón de personas al año que se suicidan. En Ecuador más o menos el promedio de suicidios bordea los 1.200 casos de suicidio. De esos casi siempre el 60%, más o menos, suele ser en personas menores de 30 años”, puntualizó. 

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