
Más de 250 personas en situación de calle han aceptado a Cristo o se han reconciliado con su fe en cultos organizados por la misión “Sul, Missões e Graça” (SMG, traducido como "Sur, Misiones y Gracia") bajo puentes en Río Grande do Sul, Brasil.
La misión ha ofrecido tanto asistencia espiritual como social, y gracias a su acompañamiento pastoral, 131 personas han dejado las calles para ingresar a centros de rehabilitación. Así lo informó Guiame, de Brasil
El pastor Sandro Fontoura, líder de SMG, compartió que estos cultos han sido testigos de transformaciones profundas en la vida de las personas. “Muchos han regresado a sus hogares en nuestro estado, en Santa Catarina y São Paulo. Realmente estamos viviendo un avivamiento debajo de los puentes”, comentó Fontoura.
En el mes de mayo, la misión organizó el primer Congreso de Misiones del Brasil bajo un puente, buscando alcanzar a las personas más vulnerables en la región.
Uno de los testimonios más impactantes fue el de un hombre que, tras seis años en la calle y buscado por la policía, decidió regresar a Cristo tras escuchar el mensaje de los cultos. Contactó a su familia y se entregó voluntariamente a las autoridades, siendo acompañado por los líderes de la misión.
La misión también ha llevado a cabo diversas acciones sociales, como la distribución de alimentos esenciales y eventos de gran envergadura, como una jornada en la que se repartieron 4.300 pizzas y un asado con 1.600 piezas de pollo a personas necesitadas. Con la revitalización del viaducto, los cultos continuarán en nuevos lugares guiados por la dirección divina.
Fontoura destacó que la crisis de personas sin hogar se ha intensificado tras una inundación en la región, lo que ha generado un incremento significativo de personas en situación de calle en la capital.
“En solo siete meses, sumamos pastores de 32 ciudades dispuestos a salir a las calles con nosotros”, dijo el líder de la misión.
El objetivo de SMG es claro: “Decidimos pastorear este pueblo, con el deseo de mostrar el Reino de Dios a todos los necesitados”, afirmó Fontoura. Este movimiento de amor y compasión demuestra cómo el Evangelio sigue transformando vidas en los lugares más vulnerables, brindando esperanza y restaurando familias en la región.





