Allan Matamoros: Latinoamérica, de campo de misión a una misión

Allan Matamoros
Allan Matamoros en el Congreso de Lausana Lausana

Durante la semana pasada en el IV Congreso de Lausana en Seul, Corea, el misionero costarricense Allan Matamoros tuvo una participación para presentar lo que sucede en el mundo evangelístico de Latinoamérica. Allí dio cuenta de cómo Dios está transformando a Latinoamérica de ser un campo misionero a una misión que envía obreros. 

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Desde su juventud, Matamoros dedicó su vida a seguir y servir a Jesús en misiones mundiales con la visión de transformar a América Latina de un campo misionero a una fuerza de misión. En 2004, Allan se convirtió en el director internacional de PM-Internacional, y Patricia, su esposa, se convirtió en la directora de Proyectos de la misma misión. PMI es una misión de plantación de iglesias latinoamericanas que se centra en el mundo musulmán, allí sirvieron durante 12 años.

En su discurso señaló que "se estima que probablemente 30.000 iberoamericanos se han convertido en misioneros transculturales, sirviendo en 200 países políticos y en docenas de grupos étnicos en diferentes religiones y con diferentes servicios vocacionales, plantación de iglesias, ayuda humanitaria, y traducción bíblica”.

Para plantear la siguiente pregunta: “¿Cómo llegó la iglesia latinoamericana al punto de estar globalmente involucrada en la misión de Dios en todas las naciones?”. Allí inició un recorrido histórico que se remonta a la década de 1980 y varios ministerios e intencionalidades de avanzar en la extensión de la predicación del evangelio. Incluso recordó dos congresos realizados a principio del siglo XX.

“Durante el Congreso de Misiones de Edimburgo, el consenso de las organizaciones misioneras fue no incluir a América Latina en sus propósitos misioneros, aparentemente para evitar publicidad. Fue en Panamá, en 1916, que decidieron comenzar a trabajar en nuestros países. Cien o casi cien años después de esos encuentros en Edimburgo y Panamá, la población evangélica en América Latina, según la Alianza Evangélica Latina (AEL), aumentó al 27% de la población del continente y representa alrededor de 160 millones de evangélicos en total”.

Estas cifras y crecimiento habla de una transformación continental que según Matamoros “comenzó principalmente entre las clases marginales de nuestras sociedades, provocando una transformación dramática y positiva en los valores, la economía y la calidad de vida de muchas de nuestras familias”. Con esto en mente el predicador propuso hablar del “movimiento misionero latinoamericano”.

“Al mismo tiempo, mientras la tarea misionera se implantaba en el continente, el movimiento de misión integral crecía durante la misma época, ya que fuimos impactados por el pensamiento del movimiento. Así, la idea de predicar el evangelio con palabras y nuestras vidas se ha convertido en una parte muy importante del camino. Estos dos caballeros han sido muy influyentes en nuestras iglesias y en nuestro movimiento misionero”, relató con entusiasmo. Lo que provocó según sus palabras un mayor interés de predicar a Cristo, no sólo en el continente americano, sino que tomó una ola expansiva hacia otros lugares en especial el mundo musulmán.

“Recuerdo estar sentado con musulmanes, así como con misioneros latinos, reflexionando sobre sus ciudades, sobre cómo conectar el evangelio en contextos musulmanes en lugares muy diferentes al mundo latino. A lo largo del camino, encontramos evidencias del mosaico de culturas de América Latina, con nuestro trasfondo de inestabilidad, justicia e injusticia, y sufrimiento, lo cual ha creado una creencia en las posibilidades de compartir con diferentes culturas. Este dolor, por ejemplo, ha conectado bien con las personas locales a las que hemos estado sirviendo y alcanzando al mismo tiempo”, aseguró.

En este sentido, además dijo que este trasfondo "nos ha ayudado a compartir relaciones significativas, amistad y solidaridad con los grupos de personas con los que queremos compartir. Lo mismo ocurre con los valores familiares, con nuestra comprensión espiritual, nuestra visión espiritual y, ¿qué más? Las similitudes en las diferentes expresiones y colores, artes, música, comida e incluso los deportes. Tenemos un mundo mejor. Así que compartimos con ustedes todo lo que somos con los grupos de personas y las naciones a las que estamos sirviendo”.

Uno de los factores favorables que rescató es el hecho de no pertenecer a grandes potencias políticas internacionales. “El hecho de que muchos de nosotros provenimos de naciones que no están vinculadas a las potencias políticas globales se ha convertido en un valor ante nuestros amigos locales, en casi todos los lugares donde servimos. Por ejemplo, nadie sabe dónde está Costa Rica”.

Plantó que su deseo y de los movimientos misioneros latinos en general “es hacer discípulos entre ellos, sin importar dónde estén. Y hemos sido bien recibidos, ya sea en el norte de África, Asia central o Indonesia”. Asimismo presentó algunos de los problemas que surgen, especialmente todo lo que se refiere a sustentar económicamente a los misioneros y la obra que ellos desarrollan. Habló de proyectos tendientes a “crear formas, como negocios o profesionales y otros medios, para apoyar nuestro movimiento. En este momento estamos actualizando nuestras iniciativas de capacitación, especialmente en las áreas de misión, transformación teológica, y dinámicas de equipo, siguiendo el modelo de Discípulo América”.

Para concluir expresó algunas preocupaciones para que la audiencia conociera el día a día ministerial por el cual pidió que sus súplicas fueran elevadas a Dios.

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