Las autoridades australianas han comenzado a esclarecer los detalles de un devastador ataque ocurrido durante una celebración de Hanukkah en la famosa playa Bondi de Sídney.
Según un informe de Christian Post español, el incidente, que está siendo tratado como un acto de terrorismo dirigido específicamente contra la comunidad judía, ha dejado un saldo trágico de 16 víctimas mortales y 29 heridos. La policía ha identificado a uno de los atacantes como Naveed Akram, de 24 años, mientras continúan las investigaciones sobre un posible tercer implicado.
El evento, que buscaba celebrar la luz y la fe con familias y niños presentes, se tornó en caos cuando dos hombres vestidos de negro abrieron fuego desde un puente peatonal. En medio del horror, surgió la valentía de Ahmed Al-Ahmed, un padre de familia y comerciante local de 43 años, quien arriesgó su vida para enfrentar a uno de los agresores.
Trágicamente, entre los fallecidos se encuentra Alex Kleytman, quien murió protegiendo a su esposa, Larisa, ambos sobrevivientes del Holocausto que habían emigrado desde Ucrania buscando paz.
La comunidad de fe ha sido golpeada duramente, con líderes religiosos entre las víctimas. El rabino Eli Schlanger perdió la vida en el ataque, y el rabino Leibel Lazaroff resultó herido mientras dirigía el evento.
Su padre, Yossi Lazaroff, también rabino, recurrió a las redes sociales para pedir el apoyo espiritual de los creyentes: "Por favor reciten los Salmos 20 y 21 por mi hijo, el rabino Leibel Lazaroff, quien recibió un disparo en un ataque terrorista en un evento de Jánuca que dirigía para Jabad de Bondi en Sídney, Australia".
La condena internacional no se hizo esperar ante este acto de odio. Líderes políticos han expresado su repudio y solidaridad. El Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, manifestó una postura firme contra la intolerancia religiosa, declarando: "El antisemitismo no tiene lugar en este mundo.
Nuestras oraciones están con las víctimas de este horrible ataque, la comunidad judía y el pueblo de Australia". Mientras las autoridades australianas califican el hecho como un golpe al corazón de la nación, la comunidad internacional se une en duelo y oración por el consuelo de las familias afectadas.
