Iglesias trabajan juntas para salvar a jóvenes de las garras del narcotráfico en Colombia

Manifestación
BOGOTÁ, COLOMBIA: Manifestantes sostienen cruces de cartón con el nombre de los jóvenes asesinados durante una protesta desencadenada por masacres en Samaniego y Cali, Colombia. Cinco chicos de entre 14 y 16 años fueron asesinados en Cali y un grupo de ocho adultos jóvenes de entre 17 y 25 años fueron asesinados en Samaniego. El ministro de Defensa asoció los ataques con el narcotráfico. (Foto de Guillermo Legaria/Getty Images)

Cuando Andrew Silva salió del colegio aquella tarde, no imaginaba que su vida estaba a punto de tomar un giro crucial. Frente al puesto de salchipapas donde solía detenerse, el vendedor le señaló una moto nueva, brillante y de alto cilindraje. “Mire lo que le dejaron”, le dijo con una sonrisa tensa. Silva sintió un escalofrío. No era un regalo cualquiera. Era la última oferta—o advertencia—de los hombres que lo querían reclutar.

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Sus amigos ya lo habían llamado "pendejo" más de una vez por no aceptar las propuestas. Algunos ya hacían “mandados” para la oficina de sicarios del barrio, y ahora lo querían a él. Con su 1,90 de estatura, su cuerpo fuerte y su capacidad de liderazgo, era el candidato ideal. Pero Andrew sabía lo que significaba aceptar. Miró la moto, respiró hondo y siguió caminando. “Si me montaba en esa moto, no salía de ahí”, recuerda hoy, seguro de que aquella decisión le salvó la vida.

Cifras récord

En 2024, Colombia registró números récord en la incautación de cocaína, alcanzando 1.764 toneladas decomisadas, según cifras informadas por las autoridades. Este incremento en las incautaciones refleja los esfuerzos aumentados de las autoridades para combatir el narcotráfico en el país.

Ante esta situación en diversas regiones de Colombia, líderes religiosos de distintas denominaciones han unido esfuerzos para enfrentar el flagelo del narcotráfico, ofreciendo alternativas a jóvenes en riesgo de ser reclutados por organizaciones criminales. Esta colaboración busca brindar esperanza y oportunidades a las nuevas generaciones, alejándolas de la violencia y la ilegalidad.

Jóvenes valientes

En Cali, una ciudad profundamente afectada por el narcotráfico, la Fundación Ser para Ser, liderada por Andrew Silva, ha implementado una escuela de liderazgo dirigida a jóvenes de barrios vulnerables, según informa El País.

Andrew Silva Fundación Ser para Ser
Andrew Silva dirige la Fundación Ser para Ser en la ciudad de Cali, Colombia Facebook Fundación Ser para Ser

Silva, oriundo de Aguablanca, comprende las dificultades que enfrentan estos jóvenes y trabaja incansablemente para ofrecerles un futuro diferente. "Desde pequeño, vi cómo muchos de mis amigos sucumbían ante las tentaciones del crimen. Quise ser un faro de esperanza y mostrarles que hay otro camino", afirmó Silva.

La Fundación Ser para Ser ha graduado a 62 jóvenes y actualmente cuenta con 102 participantes en su programa. A través de talleres y actividades, en colaboración con universidades locales, buscan fortalecer habilidades y valores que permitan a los jóvenes construir un proyecto de vida alejado de la delincuencia. "Nuestro objetivo es empoderar a estos chicos, demostrarles que tienen un potencial inmenso y que pueden ser agentes de cambio en sus comunidades", añadió Silva.

Rescatando almas

En la región amazónica, donde la organización criminal conocida como Comando Vermelho ha consolidado su presencia, las iglesias evangélicas han desempeñado un papel crucial al ofrecer refugio y orientación a jóvenes que desean abandonar la vida criminal. Estas congregaciones brindan apoyo espiritual y comunitario, facilitando la reintegración de estos individuos en la sociedad. Un líder religioso local comentó: "Nuestra misión es rescatar almas, mostrarles el amor de Dios y guiarlos hacia una vida digna y honesta".

Sin embargo, este trabajo no está exento de desafíos. Líderes religiosos han sido objeto de amenazas y violencia por parte de grupos armados que ven en sus acciones una amenaza a sus intereses.

El pastor Enrique Machado, con más de 21 años de labor en zonas conflictivas, ha enfrentado múltiples amenazas de muerte debido a su labor pastoral y social, según datos de Puertas Abiertas. "Sabemos que nuestra labor es peligrosa, pero la fe y el compromiso con nuestra comunidad nos impulsan a seguir adelante", expresó el pastor.

Actualmente Machado capacita a otros líderes para marcar la diferencia en Colombia. Ha viajado para acompañar y capacitar a cientos pastores de diferentes denominaciones. También es el fundador del Instituto Bíblico Peniel, donde entrena a estudiantes de tres regiones del país.

Colaboración entre iglesias

A pesar de los riesgos, la colaboración entre diferentes denominaciones religiosas ha demostrado ser una estrategia efectiva para combatir el reclutamiento de jóvenes por parte del narcotráfico. Estas iniciativas ofrecen no solo una alternativa al crimen, sino también una esperanza renovada para comunidades que durante mucho tiempo han estado sumidas en la violencia.

La unión de esfuerzos entre iglesias evangélicas y católicas en Colombia es un testimonio del poder de la fe y la solidaridad para transformar realidades adversas. A través de programas educativos, apoyo espiritual y comunitario, estos líderes religiosos continúan trabajando incansablemente para construir un futuro más prometedor para las nuevas generaciones.

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