
En medio del debate político por la ampliación de causales de aborto y la discusión sobre una eventual ley de eutanasia, la Iglesia Evangélica de Chile expresó públicamente una vez más su rechazo a ambas iniciativas y llamó a los candidatos a priorizar la defensa de la vida en sus programas.
El obispo Eduardo Cid, representante protocolar de las Iglesias Evangélicas, señaló en entrevista con "La Mañana de Agricultura" que para las comunidades evangélicas la vida humana es “un valor innegociable desde la concepción hasta la muerte natural”. En ese sentido, pidió a parlamentarios y aspirantes a cargos públicos que no respalden proyectos que, en sus palabras, “ponen en riesgo el derecho fundamental a vivir”.
La declaración se suma a una serie de pronunciamientos realizados en los últimos meses por distintas entidades religiosas. En mayo, la Mesa Ampliada UNE-Chile y el Consejo Nacional de Obispos y Pastores, junto a otras agrupaciones, emitieron un comunicado rechazando el proyecto de aborto sin causales y advirtiendo que la actual legislación ya representa un límite suficiente. “El debate ha sido extenso y largamente expuesto”, subrayaron entonces. Incluso, como informó Diario Cristiano en el discurso del TeDeum del pasado domingo 14 de septiembre, que fue pronunciado en presencia del presidente Gabriel Boric también hizo mención del rechazo eclesiástico.
La Conferencia Episcopal de Chile también mostró reparos frente a las propuestas legislativas en curso. En un comunicado reciente, los obispos católicos pidieron no relativizar “el valor de la vida humana, especialmente de los más indefensos”, y recordaron que el compromiso de cualquier sociedad democrática debe ser con la dignidad de toda persona.
En paralelo, varias iglesias evangélicas, ortodoxas y anglicanas presentaron recursos contra el nuevo reglamento del Ministerio de Salud, que limita la objeción de conciencia institucional en procedimientos de aborto. Para estos sectores, ese derecho es esencial para garantizar la libertad religiosa y de conciencia de los profesionales de la salud.
El Gobierno, por su parte, ha defendido su propuesta de aborto legal hasta las 14 semanas, argumentando que se trata de una medida de justicia social y de ampliación de derechos para las mujeres. No obstante, las organizaciones religiosas han insistido en que esta iniciativa “abre la puerta a la eliminación de los más débiles” y erosiona lo que consideran un principio básico de humanidad.
Con respecto a la eutanasia, el obispo Cid advirtió que su legalización “atenta contra la dignidad de los ancianos y de los enfermos”, y llamó a fortalecer políticas públicas de cuidados paliativos en lugar de legislar sobre lo que describió como “caminos de muerte”.
La posición de la Iglesia Evangélica se enmarca en un escenario político polarizado, donde la discusión sobre aborto y eutanasia promete ocupar un lugar central en la agenda electoral de fin de año. Mientras el Gobierno y organizaciones pro-derechos humanos sostienen que se trata de ampliar libertades individuales, las iglesias cristianas –tanto evangélicas como católicas– reiteran que la prioridad debe ser la defensa irrestricta de la vida.