Según la organización Puertas Abiertas, la persecución religiosa en Nicaragua ha alcanzado nuevos niveles, afectando profundamente a los cristianos que se atreven a mantenerse firmes en su fe. Los líderes religiosos son constantemente vigilados y amenazados, y las iglesias han sido allanadas en múltiples ocasiones por las autoridades del régimen.
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En un informe de la entidad que vela por la libertad religiosa a nivel global, se describe cómo, a pesar de la hostilidad, los cristianos continúan reuniéndose en secreto para adorar y orar, en lo que han denominado una resistencia espiritual. “Estamos dispuestos a seguir predicando el Evangelio, aunque eso nos cueste la libertad”, comentó un cristiano anónimo entrevistado por Puertas Abiertas.
El informe detalla cómo los seguidores de Jesús en Nicaragua son considerados “rebeldes” por el régimen, que ve en su resistencia un acto de desobediencia civil. Las iglesias se han convertido en espacios de esperanza y refugio, pero también en lugares de riesgo para aquellos que desafían las restricciones impuestas por el gobierno.
Recientemente la ONU denunció también la creciente persecución religiosa en Nicaragua, señalando al régimen de Daniel Ortega por hostigar a la Iglesia católica y evangélica y a familias de activistas. En un informe, la ONU detalló el encarcelamiento de sacerdotes y el cierre de medios de comunicación religiosos, en lo que describen como una "estrategia de represión sistemática".
Las acciones represivas se han intensificado desde 2018, con numerosos casos de pastores encarcelados y detenidos por participar en protestas o denunciar la situación social del país. Según el reporte, uno de los líderes afirmó: “La fe en Jesús es nuestra fuerza y no vamos a dejar que el miedo nos controle”.
El apoyo internacional ha sido clave para que los cristianos perseguidos no se sientan completamente abandonados. Organizaciones como Puertas Abiertas han hecho un llamado a la comunidad global para orar y solidarizarse con los creyentes nicaragüenses, quienes enfrentan desafíos tanto espirituales como políticos.
El gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo canceló la personería jurídica de la Alianza Evangélica Nicaragüense aludiendo “incumplimiento en los reportes financieros” que van desde el año 2021 al 2023.
A pesar de los intentos de sofocar la fe, los cristianos en Nicaragua siguen adelante con su misión. “Somos una iglesia que no se rinde”, declaró otro miembro de la comunidad.