
Una nueva instalación artística de estilo grafiti dentro de la Catedral de Canterbury, en la cual se invita a los visitantes a cuestionar a Dios, ha encendido la controversia, atrayendo críticas del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, el multimillonario Elon Musk, así como de líderes de iglesias del Reino Unido e internacionales que afirman que el proyecto socava lo sagrado de uno de los sitios más históricos del cristianismo.
La catedral que tiene siglos de antigüedad, y es un sitio central de culto y peregrinación anglicana hace más de un milenio, presentó “Hear Us” (Escúchanos), una instalación que combina poesía y grafiti desarrollada en colaboración con comunidades marginadas.
Creado por el poeta Alex Vellis, quien se identifica como agénero y usa los pronombres "they/them" (elle/elles), y la curadora Jacquiline Creswell, el proyecto invita a los participantes a escribir lo que le preguntarían a Dios, y sus preguntas manuscritas ahora se exhiben en letras tipo grafiti en los antiguos muros y suelos de piedra de la catedral.
Los organizadores dicen que la exhibición busca dar voz a los que no son escuchados y provocar una reflexión espiritual. Pero los críticos argumentan que usar grafiti dentro de la catedral de 1.400 años de antigüedad profana un espacio sagrado, reflejando lo que Musk llamó “propaganda antioccidental” y lo que Vance describió como un “autosabotaje” cultural de la belleza y la tradición.
La catedral reconoció en su comunicado de prensa que la instalación, que se inaugura el 17 de octubre y estará abierta hasta el 18 de enero, ha “dividido la opinión pública”. Y agregó que los visitantes han reportado “reacciones viscerales” a la vívida obra de arte y las preguntas teológicas que plantea, como “¿Estás ahí?”, “¿Por qué creaste el odio cuando el amor es más poderoso?” y “¿Todo tiene alma?”.
“Hay una crudeza que se magnifica por el estilo grafiti, que es perturbador”, dijo el Reverendo David Monteith, Decano de Canterbury. “También hay una autenticidad en lo que se dice porque no está filtrado, ni arreglado, ni higienizado”.
Vellis, por su parte, dijo que el núcleo del proyecto era la comunidad, la voz y el cambio. “El lenguaje es la gente que lo habla, y el grafiti es el lenguaje de los que no son escuchados”, dijo Vellis. “Al grafitar temporalmente el interior de la Catedral de Canterbury, nos unimos a un coro de los olvidados, los perdidos y los maravillosos”.
Creswell describió la instalación como una forma de compromiso teológico más que de provocación. “Dentro de un contexto teológico, plantear una pregunta a Dios se considera una forma de oración, meditación o contemplación”, dijo. “Al acercarse a lo Divino con preguntas personales, los individuos pueden encontrar consuelo, claridad y dirección en medio de las incertidumbres de la vida”.
Según la catedral, los “contrastes llamativos” entre la histórica arquitectura gótica y el arte grafiti contemporáneo tienen la intención de demostrar que “la espiritualidad no es estática, sino un viaje en evolución”.
Crítica internacional y nacional
Una de las reacciones internacionales más destacadas provino del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, quien criticó la instalación en una publicación en X (anteriormente Twitter). “Me parece extraño que esta gente no vea la ironía de honrar a las 'comunidades marginadas' haciendo que un hermoso edificio histórico sea realmente feo”, escribió.
Elon Musk, dueño de Tesla y X, también condenó el proyecto, sugiriendo que reflejaba un declive cultural más amplio. “La implacable propaganda antioccidental ha hecho que tanta gente en Occidente quiera suicidar su propia cultura”, publicó, añadiendo: “Desafortunadamente, la propaganda funciona”.
Un informe de Christian Today en el Reino Unido destacó que muchas voces evangélicas dentro y fuera del Reino Unido han cuestionado si la Iglesia de Inglaterra está perdiendo confianza en su mensaje.
Escribiendo para The Anglican, el comentarista David Roseberry argumentó que la decisión de la catedral de mostrar preguntas sin respuesta sobre Dios refleja una crisis espiritual más profunda dentro de la iglesia. “Lo que estamos viendo en Canterbury —preguntas por todas partes, pero sin intención de encontrar respuestas— es una catedral llena de preguntas, pero poca hambre por la proclamación de la verdad”, escribió. “El artista pregunta: ‘¿Estás ahí?’, y el Deán lo llama profundo. Pero solo es profundo si alguien se atreve a responder. De lo contrario, es solo otro monumento a la incredulidad”.
Roseberry sugirió además que la instalación, vista junto con el reciente nombramiento por parte de la Iglesia de Inglaterra de su primera Arzobispa de Canterbury, revela una institución que se está “destruyendo a sí misma”. “La Iglesia no está siendo asesinada por extraños”, escribió. “Esto no es vandalismo ni persecución. Es un suicidio”.
El Reverendo Marcus Walker, rector de St. Bartholomew the Great en la ciudad de Londres y presidente de la campaña Salven la Parroquia (Save the Parish), le dijo a The Telegraph que la instalación era “vergonzosa”.
“Es posible que el liderazgo de la Catedral de Canterbury ya no tenga un sentido de lo sagrado, pero millones sí lo tienen”, dijo Walker. “Ellos tienen el deber de mantener este un lugar de oración y culto para el resto de nosotros, no convertirlo en un juguete privado de las élites”.
Emma Trimble, presentadora de GB News, acusó a los líderes de la catedral de hacer “lo sagrado profano”. Dijo que la exhibición reflejaba una falta de seriedad espiritual dentro del liderazgo anglicano que aleja a los jóvenes creyentes.
“Los jóvenes quieren una religión seria. La falta de seriedad es la razón por la que los jóvenes abandonan o desestiman el anglicanismo”, dijo Trimble. “Creo que la enormidad de la reacción negativa contra la Catedral de Canterbury se debe a que este grafiti resume la sensación de que quienes dirigen la iglesia carecen de fe firme, carecen de asombro piadoso y de respeto por lo sagrado. Los jóvenes visitan nuestras catedrales y encuentran egos autoindulgentes en lugar de a Cristo. El ‘Avivamiento Silencioso’ es una rebelión contra esto”.
A pesar de la controversia, la catedral continuará con un programa de eventos públicos en torno a “Hear Us”, que incluye charlas de artistas, recorridos históricos de grafiti y miniconferencias diseñadas para explorar cómo se cruzan el arte y la fe.
Artículo publicado originalmente en Christian Daily International, versión en inglés de Diario Cristiano Internacional.