Haití atraviesa una de las peores crisis humanitarias de su historia, marcada por la violencia de pandillas, el desplazamiento masivo de personas y una alarmante inseguridad alimentaria que afecta a millones.
Desde febrero de 2024, la coalición de pandillas “Viv Ansam” ha intensificado la violencia, dejando más de 5,000 muertos. Las mujeres y niñas han sido víctimas de violencia sexual utilizada como táctica de terror, según denunció un informe de El País.
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
Más de un millón de desplazados
La inseguridad y el hambre han forzado a más de un millón de haitianos a abandonar sus hogares, informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Además, Naciones Unidas alerta que más de cinco millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria severa, en un país donde la pobreza y la violencia han socavado el acceso a servicios básicos.
“Los daños son irreversibles para millones de niños que sufren hambre y malnutrición. Además, el cierre de más de 1.000 centros educativos agrava la pérdida de aprendizaje de miles de estudiantes, con un impacto devastador en su futuro”, señaló Lesly Michaud, director de World Vision en Haití. La organización humanitaria trabaja en la provisión de alimentos y servicios esenciales, aunque enfrenta desafíos significativos por la magnitud de la crisis.
Fatiga internacional ante la crisis
La situación en Haití no sólo ha sido ignorada por el gobierno local, sino que también ha generado una preocupante “fatiga haitiana” en la comunidad internacional. Según Devex, la atención global hacia la crisis haitiana ha disminuido, mientras los fondos de ayuda son cada vez más limitados.
Un llamado urgente a la acción
La comunidad internacional enfrenta la presión de intensificar sus esfuerzos para restaurar la seguridad y proteger a la población haitiana, en especial a las mujeres y niños que sufren las peores consecuencias. Expertos y organizaciones insisten en la necesidad de priorizar medidas urgentes para evitar un colapso aún mayor en el país caribeño.
“Es imperativo no dar la espalda a Haití. La asistencia humanitaria y las acciones para estabilizar al país son urgentes para salvar vidas y garantizar un futuro más esperanzador”, concluyó Michaud.
En diciembre pasado una masacre perpetrada en un ritual de vudú conmocionó a la comunidad local e internacional, señalando las profundas raíces espirituales y sociales de la violencia en el país. Según informó Mission Network News, el hecho tuvo lugar en una ceremonia en la que al menos siete personas fueron brutalmente asesinadas, subrayando la influencia del vudú en la cultura haitiana y los problemas espirituales que enfrenta la nación.