
El director ejecutivo del Consejo Evangélico de Venezuela (CEV), José Piñero, aclaró públicamente que la institución no asistió al reciente encuentro de oración convocado por el líder venezolano Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores. Piñero describió dicho evento como susceptible de generar “confusión” entre los miembros afiliados al CEV y en el país.
Tal como informó Diario Cristiano el Palacio de Miraflores -sede del Ejecutivo- en Caracas, fue escenario este viernes de un "encuentro de oración por la paz", donde Maduro recibió a un nutrido grupo de pastores, apóstoles y profetas cristianos evangélicos. El evento, desarrollado en el emblemático Salón Simón Bolívar, se centró en oraciones por la nación y mensajes de fe.
Piñero fue contundente al afirmar: “La respuesta es no". Y añadió: "No estuvimos ni podemos estar en evento alguno que pueda generar confusión entre nuestros miembros, nuestros asociados o ante el propio país”.
El líder evangélico señaló además que el CEV mantiene una línea institucional que evita cualquier acto que pueda interpretarse como apoyo a la política partidista o a figuras gubernamentales, aun cuando la actividad no tenga un carácter explícitamente político.
El director ejecutivo explicó que la organización “ora por todos” y que está comprometida con la paz y el encuentro entre los venezolanos, pero sin participar en actividades públicas que puedan transmitir un mensaje equívoco.
“Evitamos participar activamente de cualquier noción visible que pueda generar ese tipo de confusión”, sostuvo.
Piñero también recordó los principios que guían al Consejo Evangélico de Venezuela. Explicó que la institución tiene como fin primordial “servir como plataforma de unidad, representación y servicio de la comunidad evangélica que forma parte de nuestra membresía”. Destacó que el CEV busca “la gloria de Dios mediante el cumplimiento de la gran comisión y la transformación integral de la nación”, promoviendo el compromiso doctrinal, el orden eclesial y la defensa activa de la libertad religiosa.
Asimismo, indicó que la organización impulsa “la incidencia ética y la acción social desde el Evangelio, el bienestar de todas las personas y especialmente de los más vulnerables”.
El pastor añadió que el Consejo defiende “la familia como el diseño presentado desde la palabra de Dios, la dignidad humana y los derechos que tienen todas las personas”, enfatizando que obedecer al mensaje del Evangelio “genera bienestar entre todas las personas y hace bien al ser humano en particular y en su contexto más general”.
El líder evangélico informó finalmente que este fin de semana el CEV continuará su agenda de encuentros regionales, esta vez en el estado Barinas, en reuniones que buscan fortalecer la identidad evangélica y reafirmar los valores y la visión institucional.
Uno de los momentos controversiales de la reunión del viernes fue la intervención del profeta David Edward Uiji, originario de Kenia. El profeta compartió una visión que, según dijo, recibió el pasado 2 de noviembre sobre una "tensión" en el Mar Caribe. Uiji describió haber visto "un submarino de los Estados Unidos" que se acercó a la orilla, al que describió como un "perro muy gigantesco". Tras esto, el profeta decretó: "este peligro ahora ya se fue... El Señor ya lo echó".
Maduro, quien llegó al evento junto a su esposa, Cilia Flores, saludó efusivamente al profeta Uiji. Posteriormente, el profeta puso su mano sobre Maduro y decretó "salud y fortaleza" sobre él y "victoria victoria victoria" sobre la nación.
Este acercamiento de Maduro con evangélicos se produce en medio de una controversial estrategia del gobierno de Maduro para, según críticos, consolidar su legitimidad y captar el apoyo del sector evangélico.
El evento también se produce en un momento de máxima tensión entre Caracas y Washington. El gobierno venezolano ha denunciado repetidamente un despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe, calificado por el Pentágono como la operación 'Lanza del sur' (Southern Spear) destinada a combatir el narcotráfico, pero que Caracas interpreta como una "amenaza" directa a su soberanía y una forma de presión de la administración de Donald Trump.





