
La Coalición de Naciones Unidas para la Salud Materna, Neonatal y del Niño (PMNCH, por sus siglas en inglés), la red más grande del mundo dedicada a la salud materna e infantil, presentó su estrategia 2026-2029, generando fuertes críticas de sectores conservadores y religiosos que denuncian la promoción de agendas ideológicas en lugar de soluciones reales para madres y niños.
Según Rebecca Oas, del Center for Family and Human Rights (C-FAM), el nuevo plan “se compromete a promover el aborto y la ideología de género”, mientras califica a las voces religiosas y conservadoras que se oponen como “anti-derechos”.
La presidenta del consejo de la PMNCH, Helen Clark, ex primera ministra de Nueva Zelanda, alertó en The Lancet sobre una “cascada de crisis globales”, entre ellas la resistencia creciente de los Estados que rechazan la imposición del aborto y de la ideología de género.
Si bien la estrategia reconoce un estancamiento en la reducción de la mortalidad materna evitable, en lugar de priorizar medidas básicas —como mejorar la atención médica primaria, el acceso al agua potable o el transporte en zonas rurales— intensifica la promoción de los llamados “derechos sexuales y reproductivos” (SRHR). En foros internacionales, este concepto se asocia habitualmente con el aborto, la “atención afirmativa de género” y otras propuestas controvertidas.
La PMNCH ha definido como “amenazas” a su visión de un acceso universal a los SRHR a las “ideologías conservadoras”, el “fundamentalismo religioso” y la oposición al aborto y a la ideología de género.
El plan también busca aumentar el financiamiento global para los SRHR, presiona a los gobiernos a eliminar restricciones legales al aborto e intenta vincular esta agenda con áreas tan diversas como el financiamiento climático.
Estas posturas colocan a la coalición en tensión con numerosos países —especialmente en África— que mantienen políticas pro-vida y que, a pesar de enfrentar altas tasas de mortalidad materna e infantil, priorizan modelos de apoyo integral a las madres y los niños, sin recurrir al aborto ni a la imposición de ideologías ajenas a su cosmovisión cultural y religiosa.
La PMNCH fue fundada en 2005, con apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para impulsar los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud materna e infantil. Su trabajo inicial contribuyó a avances importantes entre 2000 y 2015 en la reducción de muertes maternas. Sin embargo, con la Agenda 2030, la salud materna perdió centralidad al quedar subsumida dentro de una de las metas de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde una perspectiva pro-vida y profamilia, el desafío sigue siendo claro: lo urgente es garantizar a cada madre y a cada niño atención médica digna, infraestructura básica y acompañamiento humano real. Cuando se mezclan estas necesidades vitales con agendas ideológicas, se corre el riesgo de desviar recursos y dejar sin respuesta las soluciones que salvan vidas.
El Evangelio recuerda: “Dejad que los niños vengan a mí” (Mateo 19:14). Ese llamado debe inspirar la acción internacional: proteger la vida, fortalecer a las familias y valorar la contribución de la fe como parte de la solución, no como una amenaza.