
En la tercera mañana de la Asamblea General de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) en Seúl, el reverendo Dr. Walter Kim, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE) en los Estados Unidos, pronunció un mensaje devocional profundamente personal sobre el poder reconciliador del evangelio en medio de la agitación del mundo moderno.
Comenzó reflexionando sobre el tumultuoso mundo romano donde ministró el apóstol Pablo. "Era un mundo caracterizado por una increíble diversidad de personas, etnias, clases sociales y procedencias, todas reunidas por la fuerza de la dominación romana", dijo Kim.
Estableció paralelismos entre aquel mundo y el presente. "Este es también nuestro tiempo", dijo Kim. "Pluralismo religioso, urbanización, migración masiva, convulsión económica, multiculturalismo, colapso de viejas cosmovisiones, lo que sea. El evangelio debe ser proclamado en tiempos tumultuosos".
Kim afirmó que el mayor problema que enfrenta la humanidad no es la agitación externa, sino el pecado en sí mismo. "El pecado separa, destroza y avergüenza", dijo. "Nos aliena de Dios, unos de otros e incluso de nosotros mismos". Citando Romanos 7, dijo: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Estamos alienados incluso dentro de nosotros mismos".
Explicó que la obra de Cristo en la cruz es el acto supremo de reconciliación. "Dios nos rescata", dijo Kim. "Dios responde a este problema del pecado que nos separa, destroza y avergüenza con la paz reconciliadora de Cristo".
Kim explicó que la Escritura utiliza varias metáforas para describir esta nueva realidad en Cristo: social, política, familiar y arquitectónica. "En el versículo 19, Pablo dice: 'Ya no sois extranjeros ni advenedizos'", señaló. "Esa es una metáfora social".
"El evangelio debe ser un evangelio para todas las personas", dijo Kim, citando Efesios 2:13, donde Pablo escribe: "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo". Recordó a la iglesia global que no hay distinción entre judío o gentil, hombre o mujer, esclavo o libre. "Somos reunidos por el poder de la cruz".
"Si queremos tener un evangelio para todos", dijo Kim, "necesitamos un evangelio para todo. El evangelio debe tocar cada aspecto de la sociedad: individuos e instituciones, personal y público, espiritual y social".
Kim dijo que el evangelio florece cuando los creyentes viven la reconciliación de maneras tangibles, compartiendo una historia de un viaje misionero a Costa de Marfil. Relató cómo oró por la salvación de una anciana que formaba parte de la comunidad, y su conversión ocurrió 21 años después, cuando fue traída para proveer al equipo misionero.
"Antes de irse, se arrodilló en el suelo, me tomó la mano y se la llevó a la frente y dijo gracias", recordó Kim. "Y agregó 'gracias' en el idioma local". Dijo que ese momento le recordó la oración que había hecho 21 años antes.
"Toda persona tiene un lugar en la mesa de Dios. Toda persona tiene un llamado a la misión", dijo Kim.
Kim cerró su devocional instando a la iglesia global a ser embajadores de la reconciliación en una era de agitación y polarización.
Artículo publicado originalmente en Christian Daily International, versión en inglés de Diario Cristiano Internacional.





