La primera cristiana paquistaní en Miss Universo arremete contra críticos que la atacan por su color de piel y figura

Roma Riaz Miss Pakistán
Roma Riaz, la primera cristiana pakistaní en competir en Miss Universo, sufrió durante semanas ataques racistas y por su físico mientras se preparaba para el certamen del 21 de noviembre en Tailandia. Instagram

Roma Riaz está acostumbrada a ser la “primera” en algo, pero no al tipo de atención que recibió en las semanas previas al reciente concurso de Miss Universo celebrado el pasado 21 de noviembre. Como la primera cristiana paquistaní en competir en el certamen, la joven de 27 años se encontró en el centro de un intenso debate en línea.

Lo que debería haber sido un momento de orgullo nacional encendió, en cambio, discusiones sobre la belleza, la representación y la identidad, con "trolls" que atacaron su tono de piel, su tipo de cuerpo e incluso su fe. Riaz, sin embargo, dejó claro que no guardaría silencio.

Nacida en una familia cristiana punjabí y criada en el Reino Unido, la selección de Riaz como Miss Universo Pakistán 2025 generó reacciones encontradas tanto en su país como en el extranjero. Su nombramiento desafió los ideales de belleza de larga data en el sur de Asia, donde la piel clara y proporciones corporales específicas han sido históricamente consideradas como marcadores de atractivo.

Los críticos, a menudo ocultos tras cuentas anónimas, la acusaron de ser “demasiado morena”, “demasiado curvilínea” o “no representativa de la belleza paquistaní”, mientras que otros cuestionaron si alguien criado en el extranjero podría encarnar a la nación en un escenario tan global.

Riaz enfrentó la reacción de manera directa. En declaraciones y en un video de Instagram ampliamente compartido, dijo que los comentarios no eran meros ataques personales, sino reflejos de prejuicios sociales más profundos.

“No me disculparé por parecerme a mi gente”, afirmó, subrayando que las críticas a menudo provienen de la creencia tóxica de que la piel clara es igual a la belleza. El colorismo, recordó a sus críticos, enseña a la gente “a celebrar la piel clara y a olvidar de dónde vienen”.

“Soy paquistaní en mis raíces, en mis valores y en cada tono de mi piel”, dijo. “Mi piel es del mismo color que la de las mujeres que construyeron nuestros hogares, nuestras familias y llevaron a nuestra nación en sus corazones”.

Agregó que representa con orgullo no solo a Pakistán, sino también a “una nueva generación de mujeres del sur de Asia que no encajan en las estrechas cajas de lo que la sociedad piensa que deberíamos ser”.

Cambiando al urdu en su mensaje a los paquistaníes, Riaz cuestionó por qué algunas personas se apresuraban tanto a menospreciar a sus propias compatriotas. Dijo que constantemente le cuenta al mundo lo hermosa que es la gente de Pakistán, solo para que le pregunten por qué esa misma gente difunde tanta negatividad sobre ella.

Riaz instó a los críticos a no sabotear la imagen que está tratando de construir. “Todo el mundo tiene derecho a su opinión, pero si no tienen nada agradable que decir, por favor, por el bien de la reputación de Pakistán, no digan nada”.

En un mensaje directo a las jóvenes, agregó: “Cualquier chica que haya sido etiquetada como ‘demasiado morena, demasiado diferente o demasiado audaz’ representa a Pakistán tanto como cualquier otra”.

“Este concurso fue más que simplemente convertirme en Miss Universo Pakistán”, dijo. “Es una respuesta a todos los que alguna vez han cuestionado mi identidad”. Hizo hincapié en que la belleza no puede limitarse a un único molde y que la diversidad de Pakistán —en cultura, complexión y herencia— merece ser vista y celebrada.

Su respuesta ha tenido una gran resonancia, especialmente entre las mujeres del sur de Asia que rara vez ven sus propias características representadas sin dudarlo o disculparse.

Para muchos observadores, la crítica en línea ha puesto de relieve la antigua lucha de Pakistán contra el colorismo —un problema social moldeado por las estructuras de clase y la historia colonial. Desde propuestas de matrimonio hasta perspectivas laborales, el tono de piel a menudo se ha utilizado como una medida de valor.

La negativa de Riaz a conformarse ha reavivado las conversaciones sobre cuán profundamente arraigado está este prejuicio y cuán destructivo puede ser para los jóvenes que crecen bajo su sombra.

Riaz también ha utilizado su plataforma para abogar por la educación de las niñas, calificándola como “la mayor forma de empoderamiento”. Espera que su visibilidad pueda alentar a las jóvenes paquistaníes —especialmente a aquellas etiquetadas como “demasiado morenas”, “demasiado diferentes” o “demasiado audaces”— a aceptar sus identidades en lugar de encogerse para encajar en las expectativas sociales.

La postura de Riaz va más allá de la apariencia. Después de usar un sari en un evento de Miss Universo, ella rechazó a los críticos que cuestionaron si era “lo suficientemente paquistaní”, afirmando que la prenda es parte del patrimonio cultural de la región tanto como el Shalwar Kameez.

Mientras estaba en el escenario mundial en Tailandia, el mensaje de Riaz fue claro: Pakistán no se define por un tono de piel, una cultura o un tipo de cuerpo. Y ninguna mujer que represente a su país debería ser derribada por parecerse a la gente de donde proviene.

https://www.christiandaily.com/news/roma-riaz-first-pakistani-christian-at-miss-universe-slams-colorist-and-body-shaming-trolls 

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