Cientos de personas se concentraron frente al Parlamento escocés para protestar contra la nueva ley sobre los llamados “crímenes de odio”, que los críticos han calificado como un peligro para la libertad de expresión y las libertades civiles.
La Ley de Crímenes de Odio y Orden Público tipifica como nuevo delito la "incitación al odio" y entró en vigor el pasado lunes 1 de abril. Esta ley conlleva penas de hasta siete años de cárcel, 10.000 libras de multa o ambas.
La Policía de Escocia y el Gobierno de ese país definen los crímenes de odio como "cualquier delito que la víctima, o cualquier otra persona, perciba que está motivado por la malicia y la mala voluntad hacia un grupo social", pero la policía registrará los "incidentes motivados por el odio" incluso cuando no se haya cometido ningún delito.
Sus detractores han afirmado que esta ley se utilizará para silenciar a quienes critican la transexualidad y para silenciar a personas con creencias conservadoras en temas sociales.
La autora de la serie de libros de Harry Potter, JK Rowling, -quien reside en Escocia- desafió a la policía a detenerla por llamar hombres a una lista de personas transexuales. Esto lo hizo la autora en la red social X (antes llamada Twitter).
El Primer Ministro Rishi Sunak salió en apoyo de Rowling, afirmando que "no se debe criminalizar a la gente por exponer simples hechos sobre biología".
El diputado conservador Zac Goldsmith comparó el impacto de la ley con el de vivir bajo la Stasi, osea la policía secreta que aterrorizaba a Alemania Oriental antes de la caída del comunismo. Goldsmith afirmó que Rowling "se arriesga en nombre de toda Escocia, y en particular de las mujeres".
"Es difícil creer que algún político pensara que era una buena idea [introducir] estas leyes de la Stasi, pero lo han hecho, y pueden ser detenidos, si suficientes personas los desafían abiertamente como lo ha hecho JK", dijo Goldsmith en X.
El bloguero anglicano conservador Adrian Hilton afirmó que las nuevas leyes "hacen retroceder siglos de filosofía liberal y progreso de la Ilustración".
El apologista evangélico David Robertson calificó las nuevas leyes de "locura" y advirtió que cambiar la definición de crimen de odio por las percepciones de la supuesta víctima "contribuirá a que la Escocia moderna se convierta más en un Estado policial, menos tolerante e inclusivo".
El Free Speech Union (Sindicato de Libertad de Expresión) afirmó que la ley "será un desastre para la libertad de expresión en el país, echando más leña al fuego de la cultura de la cancelación".