
La velada contó con la presencia de destacadas personalidades, entre ellas el alcalde Dio Astacio y Milciades Franjul, enlace entre la iglesia evangélica y el gobierno dominicano. Junto a ellos, empresarios y profesionales se dieron cita para una noche de inspiración y valores cristianos, en la que Andrés Palau y su amigo Wilson Smith ofrecieron dos conferencias impactantes.
El maestro de ceremonias, Jhonny Pérez, dio inicio a la cena con palabras de bienvenida y agradecimiento a los asistentes. Además, compartió detalles sobre las actividades del fin de semana en el Faro a Colón, así como sobre las iniciativas previas en las que participaron Andrés Palau y su esposa, incluyendo su visita a las cárceles para llevar esperanza a los privados de libertad.
La noche estuvo amenizada por el talento musical de Germán Barceló, quien, con su interpretación emotiva, cautivó al público y recibió cálidos aplausos. Sus canciones despertaron sentimientos profundos en los presentes, creando un ambiente propicio para la reflexión y la inspiración.

Uno de los momentos más esperados de la velada fue la primera conferencia, impartida por Wilson Smith, diseñador de los icónicos tenis Nike Air More Uptempo. Smith relató cómo su innovador diseño trascendió el mundo del baloncesto y se convirtió en un símbolo de la cultura pop de los años 90. A partir de esta experiencia, alentó a los asistentes a reconocer su valor único y a destacar, tal como Dios los creó: especiales y diferentes. Este concepto fue posteriormente retomado por Andrés Palau en su mensaje de salvación.
Cuando Andrés tomó la palabra, el silencio se hizo absoluto. La audiencia, expectante, escuchó atentamente su mensaje. Con una analogía poderosa, comparó un zapato deportivo con la vida de una persona: “Un zapato, por sí solo, no tiene gran importancia, pero cuando un atleta introduce su pie en él, cobra utilidad y significado. De la misma manera, una persona sin Cristo es como un zapato sin el atleta: solo al permitir que Jesús entre en su vida, encuentra su verdadero propósito”, explicó.
A lo largo de su intervención, Andrés Palau captó la atención del público hasta llegar al momento culminante: el llamado a la fe. Con voz firme, guió a los presentes en una oración, y entre las mesas se podían escuchar aquellas voces que decidieron repetirla en voz alta. En cada puesto en las mesas había un Nuevo Testamento y una tarjeta para que cada persona pudiera allí dejar su opinión sobre la velada. Al culminar ésta aquellos que habían hecho la oración de fe podían marcar un “Sí” de manera visible en estas tarjetas que luego serían recogidas por personal del Festival.
Tras su mensaje, Andrés descendió del escenario y fue recibido con muestras de afecto por parte de los asistentes, quienes se acercaron a la mesa de los Palau para saludarlos y tomarse fotografías. Junto a su esposa, Wendy, dedicó un tiempo especial para conversar con ellos, conocer sus historias y orar por quienes lo solicitaron.
La noche concluyó en un ambiente de comunión y gratitud. Más que una cena, fue un encuentro transformador, en el que varios asistentes tomaron la decisión de aceptar a Jesús como su Salvador, llevándose consigo un mensaje de esperanza y renovación.