Belén, el lugar tradicionalmente reconocido como la cuna de Jesucristo, enfrenta otra temporada navideña con sombras de incertidumbre y tristeza. Según un informe publicado por Reuters, el éxodo de familias cristianas de Cisjordania, impulsado por la presión política, económica y social, ha reducido significativamente la población cristiana en la región, afectando profundamente su tejido comunitario y cultural.
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
En los últimos años, los desafíos en Cisjordania han aumentado. “La situación es insoportable”, mencionó una residente cristiana a Reuters, refiriéndose al deterioro de las condiciones de vida y al clima de inseguridad.
Aunque Belén se prepara para recibir turistas en la Navidad, el ambiente entre los locales está marcado por la preocupación.
La comunidad cristiana en Belén, que alguna vez representó una mayoría significativa, ahora está gravemente disminuida. La agencia de noticias destaca que muchas familias cristianas están abandonando la región en busca de estabilidad económica y seguridad en países como Canadá, Australia o Estados Unidos. Este fenómeno tiene implicaciones no solo para la fe cristiana en Tierra Santa, sino también para la identidad histórica de la región.
"En estos tiempos difíciles que atraviesan nuestras ciudades palestinas, especialmente en la Franja de Gaza, es difícil mostrar signos de alegría y felicidad", declaró a Reuters Issa Thaljieh, un sacerdote ortodoxo que ejerce su ministerio en la Iglesia de la Natividad en Belén.
Además, el desempleo y las restricciones de movilidad debido a la ocupación israelí han exacerbado la migración.
Las celebraciones navideñas en Belén este año estarán marcadas por un fuerte contraste: una ciudad iluminada para atraer visitantes y una comunidad local cada vez más reducida. Según el informe, la ceremonia de encendido del árbol navideño sigue siendo un símbolo de esperanza, aunque los desafíos no dejan de impactar en la vida cotidiana de los residentes.
"Debido a las malas condiciones de vida y económicas, la gente ha empezado a buscar mejores oportunidades para sus hijos, una mejor educación, un futuro mejor", explicó Alaa Afteem, residente en Belén quien es propietario de un restaurante.
En medio de estas dificultades, las iglesias locales trabajan para mantener vivo el espíritu navideño y apoyar a quienes permanecen en la región.
Algunas organizaciones también han hecho un llamado a la comunidad internacional para prestar atención a la crisis y ofrecer ayuda a los cristianos que enfrentan estas dificultades en Cisjordania.
El éxodo cristiano de Belén es una tendencia que refleja una crisis más amplia que afecta a las comunidades cristianas en Medio Oriente. Sin embargo, las familias que se quedan intentan mantener viva su fe y tradición a pesar de las adversidades.
La Navidad en Belén sigue siendo una mezcla de esperanza y resignación para quienes aún llaman a esta ciudad su hogar.