En la víspera de las elecciones presidenciales en México, un análisis del catedrático Elio Masferrer de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, destaca la transformación significativa de la participación política de la comunidad evangélica desde la década de los noventa. Según Masferrer, esta comunidad ha ganado terreno en la vida social, cultural y religiosa, especialmente en zonas urbanas y estados del Sureste como Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
"La presencia de los evangélicos... se expandió y los procesos de conversión en las zonas urbanas populares fueron de gran importancia y control territorial," señala Masferrer. Este crecimiento ha sido tan influyente que ha desafiado la hegemonía de la Iglesia Católica en ciertas regiones.
El próximo 2 de junio, los mexicanos irán a las urnas de los 32 estados que componen el país. Unas 98 millones de personas están llamadas a votar, lo que figura un incremento de 9 millones de ciudadanos respecto a los últimas elecciones en 2018.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la percepción de la corrupción en el sistema político mexicano por parte de los evangélicos podría ser un factor decisivo. El profesor Masferrer apunta que "la percepción de la corrupción... se confronta radicalmente con los conceptos religiosos de los conversos" lo que sugiere una posible influencia en la toma de decisiones electorales.
El conflicto generacional dentro de la comunidad evangélica también podría jugar un papel importante. Mientras los líderes más veteranos tienden a ser conservadores, los jóvenes evangélicos, incluyendo millenials y centennials, promueven una visión más inclusiva, especialmente en temas de diversidad sexual.
Este cambio generacional está provocando un alejamiento del poder tradicional de los pastores que podría reflejarse en las urnas. "Los millenials y centennials tienen propuestas incluyentes, de comprensión y solidaridad con quienes participan de las diversidades sexuales y poseen otras perspectivas en materia sexual y reproductiva", explica Masferrer, destacando la disminución del poder de los pastores tradicionales.
A pesar de la creciente influencia política, la mayoría de los evangélicos rechazan la idea de un partido confesional y su voto no se ha alineado históricamente con el Partido Encuentro Social (PES). En cambio, su participación política se basa en una ideología más amplia y diversa, similar a la de otros grupos religiosos en diferentes países.
"Algunos dicen que ‘hermano vota por hermano’ refiriéndose a las creencias religiosas, eso es relativo..."
En Chiapas, donde los evangélicos constituyen la mitad de la población, los líderes han optado por negociar con partidos como el Verde Ecologista Mexicano (PVEM), lo que resultó en la pérdida del registro del PES como partido estatal. Este fenómeno podría tener implicaciones significativas en las próximas elecciones, ya que los evangélicos buscan influir en la política más allá de las etiquetas partidarias.
La investigación de Masferrer subraya la importancia de los valores religiosos en la política, aunque siempre dentro de un marco laicista. "El valor de la palabra y el compromiso son cruciales la ponderación del proyecto y de las personas que lo reivindican," concluye Masferrer, sugiriendo que la integridad y la autenticidad serán claves en la decisión de los votantes evangélicos en las próximas elecciones presidenciales de México.
“Algunos dicen que ‘hermano vota por hermano’ refiriéndose a las creencias religiosas, eso es relativo, no olvidemos como terminaron los conflictos entre Caín y Abel”, finaliza el catedrático en su análisis.
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de México terminarán con el llamado a los comicios. El futuro del país, por primera vez en la historia, muy probablemente estará en manos de una mujer. Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez son las principales candidatas, según las encuestas, y detrás tienen a las dos coaliciones mayoritarias.