En Ciudad Juárez, México, un grupo de migrantes intentaron el miércoles 20 de marzo derribar una valla para ingresar a territorio de Texas, Estados Unidos. Los migrantes, que se enfrentaron con la Guardia Nacional de Texas, gritaban “tenemos hambre”.
Lo anterior ocurrió justo un día después de que la Corte Suprema de los Estados Unidos permitiera al estado de Texas implementar una controversial ley de inmigración que autoriza arrestar y deportar de inmediato a personas que hayan ingresado ilegalmente.
En un mundo donde las fronteras se entrelazan con historias de esperanza y desesperación, la crisis migratoria en Estados Unidos se ha convertido en un llamado urgente a la conciencia.
Recientemente la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC) levantó su voz por medio de la campaña “La Urgencia del Ahora”. A la luz de los acontecimientos, me siento obligado a explorar esta cuestión desde una perspectiva ética y espiritual.
Las estadísticas no mienten. Más de 1.7 millones de personas fueron arrestadas en la frontera entre Estados Unidos y México en los primeros meses de la Administración Biden. Cada número representa una historia, una familia, un sueño. Detrás de las cifras hay rostros, corazones y anhelos de una vida mejor.
La Ética Cristiana en Juego
Como cristianos, nuestra fe no puede permanecer en silencio ante esta crisis. La Biblia nos llama a la compasión y la hospitalidad. Las Sagradas Escrituras nos dejan ver que Jesús mismo fue un forastero cuando sus padres huyeron a Egipto siendo Él bebé. Jesucristo mismo nos insta a recibir al extranjero.
La justicia social es parte integral de nuestra fe, es de cristianos abogar por una reforma migratoria que respete la dignidad de cada persona, independientemente de su estatus legal.
No es una tarea fácil, pero es necesaria
La NHCLC sostiene que Estados Unidos está en el umbral de la reforma migratoria, pasando de la apatía política al ideal de “Justa Integración”. Pero, ¿qué significa esto? Significa reconciliar la seguridad fronteriza con los valores de fe y familia. No es una tarea fácil, pero es necesaria. La unidad y el diálogo constructivo deben prevalecer sobre las divisiones partidistas.
Un Llamado a la Acción
Como cristianos debemos orar por los migrantes, sus familias, y las autoridades encargadas de gestionar esta crisis. Es razonable apoyar iniciativas que buscan soluciones justas y compasivas. Medios de comunicación como Diario Cristiano nos informan sobre la realidad migratoria y los desafíos humanitarios. La urgencia del ahora nos desafía a actuar con compasión y a ser parte de la solución.
La urgencia del ahora nos desafía a actuar con compasión y a ser parte de la solución.
La crisis migratoria no es solo un problema político, es un llamado a nuestra conciencia como seres humanos y como creyentes. Que nuestra respuesta sea guiada por el amor, la justicia y la esperanza en un Dios que ve a cada persona como preciosa e invaluable.
La urgencia del ahora nos desafía a mostrar el amor de Dios en acción, a ser la voz de los que no tienen voz y a trabajar juntos por un mundo más justo y compasivo.