Como cristianos, estamos llamados a ver el mundo a través del lente de las Escrituras. Sin embargo, cuando se trata del tema del aborto, un número alarmante de seguidores de Cristo ha adoptado puntos de vista que son inconsistentes con la enseñanza bíblica y se asemejan más a la perspectiva del mundo post-moderno.
En el tiempo transcurrido desde que la decisión Dobbs de la Corte Suprema de los Estados Unidos puso fin a Roe, hemos tenido una mejor idea de dónde se encuentra el público estadounidense con respecto al tema del aborto, incluidos muchos cristianos. En resumen, la mayoría se oponen subjetivamente al aborto, pero rehúsan negárselo a los demás.
Una encuesta nacional posterior a Dobbs realizada por una organización provida indicó que, si bien más del 80% de los cristianos creen que el aborto es moralmente incorrecto, más del 60% de estos cristianos también creía que una mujer debería tener derecho a elegir el aborto. Las iniciativas electorales en todo el país reflejan esta contradicción moral. Los resultados plantean la pregunta: o un porcentaje significativo de cristianos no sabe qué es un aborto, o no tienen concepto de lo que significan las palabras "moralmente incorrecto". O tal vez ignoran la verdad biológica sobre la humanidad de un bebe no-nacido.
Al mirar hacia las elecciones de 2024 en Estados Unidos, hay 13 estados que podrían tener referéndums sobre el aborto en la papeleta. Ademas, El Centro de Derechos Reproductivos y el Centro de Derechos de la Mujer (CDM) en Honduras presentaron una petición ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU en abril de 2024, buscando eludir la soberanía hondureña y el proceso democrático para permitir el aborto. Es más crítico que nunca que los cristianos tengan una comprensión firme de lo que la Biblia enseña sobre la santidad de la vida humana y que apliquen ese entendimiento de manera consistente al tema del aborto.
Para desarrollar una perspectiva bíblica y consistente, los cristianos deben partir de la premisa de la verdad objetiva. La ciencia y la medicina han establecido desde hace mucho tiempo que la vida humana comienza en la concepción, el momento en que se forma un código genético único y nace un nuevo ser humano. El aborto acaba intencionalmente con esa vida. El argumento bíblico y provida es muy claro y muy simple. Todos estamos de acuerdo en que está mal matar intencionalmente a seres humanos inocentes. Habiendo establecido que la vida humana comienza en la concepción, entendemos que el aborto mata intencionalmente a un ser humano inocente. Por lo tanto, para pensar, hablar y votar consistentemente, la única conclusión moral y lógica es que el aborto es malo para todos, independientemente.
Nunca diríamos que debido a que el asesinato es una "elección personal", la ley debería permitir que las personas maten a otros seres humanos. Sin embargo, este es el razonamiento exacto que muchos cristianos aplican al aborto. Si los no nacidos son seres humanos vivos hechos a imagen de Dios, como lo atestiguan tanto la ciencia como las Escrituras, entonces el aborto injustamente termina esas vidas inocentes, algo a lo que los cristianos deben oponerse inequívocamente. Hay que saber discernir y aprender a estar alerta ante narrativas falsas de los defensores del aborto que dicen lo contrario y están desconectadas de la realidad. Los defensores del aborto publican y popularizan imágenes falsas de bebés no nacidos en diversas etapas de desarrollo, por lo que es importante que usted haga el trabajo para asegurarse de que su comprensión del desarrollo humano en la etapa fetal se base en la verdad. Rechacen las falsas apelaciones emocionales diseñadas para engañar a las personas compasivas con situaciones falsas.
Algunos argumentarán que el aborto es un tema complejo y que deberíamos tener compasión por las mujeres que enfrentan embarazos no planeados. Tienen toda la razón. Pero ¿desde cuándo matar a un ser humano inocente es la respuesta compasiva a una situación difícil? La realidad es que el aborto es dañino para la mujer física y emocionalmente. La verdadera compasión significa rodear a las madres con amor y apoyo, no animarlas a poner fin a las vidas dentro de ellas.
Otros señalan que la Biblia no menciona explícitamente el aborto. Pero las Escrituras prohíben claramente el derramamiento de sangre inocente. ¿Debemos creer que el Autor de la Vida no extiende esta protección a los miembros más vulnerables de la familia humana? Tanto la enseñanza como la trayectoria de las Escrituras nos obligan a hablar en nombre de los no nacidos.
No podemos alegar ignorancia sobre el aborto. Dios está llamando a su pueblo a presentarse, ponerse de pie y hablar en defensa de la vida. Con valentía y compasión, debemos ofrecer ayuda y esperanza a las mujeres necesitadas, proclamar el valor de cada vida y aprovechar nuestra influencia para luchar por leyes justas que protejan a los no nacidos.
Que la historia indique que cuando la dignidad de la vida humana fue atacada, el pueblo de Dios no permaneció en silencio. Seamos fieles en la defensa de la causa de la vida, y que el amor de Cristo se refleje en todo lo que decimos y hacemos. Pero también seamos conscientes de que nuestras palabras y acciones deben ser coherentes y lógicamente consistentes. No podemos mantener una creencia sobre el valor de la vida y el aborto para nosotros y al mismo tiempo defender un estándar diferente para los demás. Si realmente creemos que la vida comienza en el momento de la concepción y que el aborto pone fin a una vida humana, entonces debemos extender esa verdad a todas las mujeres que enfrentan decisiones sobre un embarazo. Es hora de que los cristianos pensemos y hablemos bíblica, lógica y consistentemente sobre el aborto, tanto en términos de nuestras convicciones personales como de nuestra defensa pública.
Las vidas de niños inocentes y el futuro de nuestra sociedad están en juego. La Iglesia debe liderar el camino para abrazar la dignidad y el valor inherentes de cada vida humana y ofrecer compasión, esperanza y apoyo práctico a las mujeres que enfrentan embarazos no planificados. Que tengamos el coraje de defender la vida, la humildad para servir y la sabiduría para interactuar con la cultura con una cosmovisión bíblica sólida y coherente.
Josue Sierra es ejecutivo de mercadeo, autor y orador sobre cosmovisión bíblica y el discernimiento cristiano en el ámbito cultural. El vive en el área metropolitana de Philadelphia con su esposa y 5 hijos.