Espiritualidad para transformar la Nación

politica
Espiritualidad para transformar la Nación Foto: Facebook de Marcelo Díaz

He contado ya, del impacto que me ocasionó el concepto de “espiritualidad política”, presentado por Abraham Kuyper, dónde se describe la postura del cristiano que ejerce su misión en la política.

Espiritualidad. Sin ella, ninguno de nuestros planes y de nuestras mas honestas intenciones va a prosperar. Permitanme compartir algunos conceptos que desde mi perspectiva, son parte indispensable de la espiritualidad que se necesita para transformar nuestros pueblos.

1. El lugar de la iglesia de Cristo.
Dios ha sido tan claro en describir en las Escrituras la importancia vital que tiene la iglesia para la extensión del Reino de Dios. Es desde la iglesia dónde el reino es predicado y presentado. No existe otra plataforma desde la cual podemos lanzarnos al mundo político. Por lo tanto, cualquier aventurero que no reconozca este principio divino, podemos saber que sus intenciones carecen de espiritualidad. James Hunter dice “no necesitamos inteligencia solitaria”. Claro que no. Es muy desagradable la cantidad de falsos profetas que en nombre propio engañan al mundo político (qué sigue sin conocer cómo funcionamos) y se identifican como luminares en el mundo, pretendiendo hablar y actuar en el nombre de Dios, un Dios que ellos no respetan porque no respetan Su iglesia. Me irrita ver personajes que viajan por el continente sólo para sacarse fotos con figuras políticas para presentarlas luego como “parte de su influencia y gestión”. Por favor, dejen de mentir. Si quieren fama vayan a cantar a Got Talent y prueben suerte allí… Son los Diótrefes del siglo XXI.

Al mundo se sale a misionar con cobertura de una iglesia, con sujeción a un pastor, con humildad para trabajar entre pares. Eso es espiritualidad.

2. Planes y estrategias de reino.
He dicho mil veces, que cuando el cristiano hace política no es para ser conocido por su evangelización sino por su capacidad de gestión. Gestión es saber trabajar. La espiritualidad es además la revelación de planes extraordinarios que el Espíritu Santo muestra a sus hijos y que ellos en humidad, obediencia y mucho, mucho, pero mucho trabajo, ponen en acción. A veces creo que se piensa que tener influencia en la región es sólo viajar y asistir a los eventos. No lo es. Eso es hacer presencia y recordar que existimos. Pero la realidad se cambia con programas concretos, estrategias concretas. Manos que trabajan, pies que caminan y cerebros que piensan. Soy afortunado testigo de proyecto increíbles en toda AL que están logrando un avance maravilloso del reino de Dios. En temas de educación, sociales, temas de familia, etc. Y lo que veo en sus gestores es un santo cansancio por la tarea. No hay transformación sin trabajo. Dios va a respaldar trabajadores, no delirantes soñadores.

3. Trabajo en equipo.
La espiritualidad sabe reconocer el valor de mis hermanos. Son claro opositor a la cultura Iluminatti evangélica que se enseña por ahí: “Todo va a funcionar si ellos están, sino nó”. Es maravilloso y emocionante viajar y conocer hermanos de un nivel de compromiso con las cosas de Dios, y una capacidad profesional sobresaliente. Corazones humildes con gran expertise listos para la tarea. Escucharon el llamado de Dios a servir, y quieren servir, no ser famosos. Obvio que el liderazgo es necesario, todo barco necesita un timón. Pero no veo a Dios trabajando en el mundo sin la iglesia. La iglesia es el dream team divino, dónde cada uno conforme al don que ha recibido, sirve para su edificación. Tenemos gente en todo el continente con un valor superlativo para que sea convocada y nuestra tarea es darle espacio de servicio. Algunos son visibles y otros no tanto, ese detalle no debería importarnos, sólo que cada uno haga su aporte y el reino se manifieste entre nosotros para bendición de nuestros países.

4. Gracia y perdón.
Fundamental. Y confieso que en este punto, Don José Gonzalez me ha enseñado mucho. José es mas bueno que el pan, y me ha ayudado a ejercer gracia de Dios sobre otros. Somos redimidos, pero limitados. Somos llamados pero imperfectos. La visibilidad de la acción política nos expone sobre manera. Y estamos bajo presión constante, tanto del mundo político que se maneja sin Dios, cómo de nuestra carne que quiere manejarse sin Dios…La acción de orar y bendecir a los actores políticos cristianos es imprescindible. Y la acción de ejercitar gracia y paciencia también. En las mejores intenciones, es probable encontrar errores. De hecho, si hacemos una revisión fina de la historia de los grandes reformadores, y, de los actuales hermanos protagonistas en la política continental, seguro encontraremos fallas. Somos hijos amados e imperfectos. Oremos, crezcamos en gracia, perdonemos y demos la posibilidad del nuevo comienzo.

Espiritualidad para transformar nuestras naciones.

América Latina espera ansiosa la manifestación de los hijos de Dios.

Yo quiero ser parte de eso, seguro vos también. 

Más reciente