En días recientes los Emiratos Árabes Unidos han experimentado lluvias sin precedentes, un fenómeno que ha suscitado tanto asombro como preocupación. Algunos informes sugieren que la práctica de la siembra de nubes podría estar detrás de estas lluvias históricas.
Las precipitaciones sin precedentes provocaron devastadoras inundaciones en varias zonas del país y en la vecina Omán, que causaron la muerte de al menos cuatro personas en los Emiratos Árabes y paralizaron la frenética ciudad de Dubai.
Las inundaciones también causaron la muerte de al menos 19 personas en Omán, entre ellas 10 niños cuyo autobús escolar fue arrastrado por el diluvio.
Como cristianos, nos encontramos ante la intersección de la fe y la tecnología, reflexionando sobre la responsabilidad humana y la soberanía de Dios sobre la creación.
La Biblia nos enseña que Dios creó el cielo y la tierra y que vio que era bueno (Génesis 1:1-31). Como administradores de la creación de Dios, tenemos la responsabilidad de cuidar la tierra y sus recursos. La siembra de nubes, una técnica diseñada para aumentar las precipitaciones, es un ejemplo de cómo los humanos intentan gestionar los recursos naturales para el bien común.
Sin embargo, debemos preguntarnos: ¿Estamos actuando dentro de los límites de nuestra autoridad dada por Dios o estamos intentando tomar el lugar de Dios?
La ciencia y la tecnología nos ofrecen herramientas poderosas, pero también deben ser acompañadas de humildad y oración. Santiago 4:15 nos recuerda decir "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello". En el caso de la siembra de nubes, debemos buscar la guía de Dios y reconocer que, a pesar de nuestros esfuerzos, Él tiene el control final sobre la naturaleza.
Las lluvias, aunque han causado inundaciones y daños, también son una fuente de vida y un recordatorio de la providencia de Dios. Filipenses 4:6 nos insta a no estar ansiosos por nada, sino en todo, mediante la oración y la súplica con acción de gracias, presentar nuestras peticiones a Dios. Debemos ser agradecidos por la lluvia que sustenta la vida y confiar en que Dios proveerá para nuestras necesidades.
Mientras contemplamos los eventos en los Emiratos Árabes Unidos, recordemos que nuestra fe nos llama a actuar con sabiduría y compasión. La siembra de nubes puede ser una bendición si se usa con prudencia, pero siempre debemos recordar que somos criaturas bajo un Creador todopoderoso, y nuestra confianza última está en Él, no en nuestras propias obras.