
En respuesta a la crisis migratoria que ha llevado a más de 2.8 millones de venezolanos a establecerse en Colombia, diversas iglesias evangélicas han asumido un papel fundamental en la asistencia a estos migrantes, ofreciendo no solo ayuda material, sino también apoyo espiritual y emocional.
La Iglesia Evangélica Luterana de Colombia (IELCO) ha desarrollado programas de capacitación para mujeres migrantes venezolanas, impartiendo cursos de costura, emprendimiento y gestión empresarial.
"Es el cumplimiento de la misión y visión de la IELCO, en tanto trabajar por las comunidades vulnerables", señaló el psicólogo Daniel Rubiano, coordinador de la pastoral de migrantes.
En Cúcuta, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha establecido el Comedor PAN, que desde 2017 ha proporcionado más de 18,000 comidas a migrantes venezolanos. "El Señor nos ha llamado a servir, a buscar ministerios, y creemos que mientras exista esta necesidad, seguiremos alimentando y bendiciendo a las personas con la ayuda de Dios", expresó el pastor Julián Agudelo.
En Arauca y Arauquita, iglesias evangélicas han abierto sus puertas para acoger a refugiados venezolanos, a pesar de enfrentar desafíos económicos y de seguridad.
"Las iglesias cristianas de ambos países comparten su amor por los necesitados, y lo hacen a pesar de las muchas luchas económicas y los problemas de seguridad", informó un socio de la organización Puertas Abiertas.
Estas acciones reflejan el compromiso de las comunidades evangélicas en Colombia para ofrecer esperanza y dignidad a los migrantes venezolanos, demostrando que la fe y la solidaridad pueden ser un faro de luz en tiempos de oscuridad.