Iglesia Evangélica en Nicaragua: ¿reconocimiento o represión?

Rosario Murillo, Daniel Ortega
Durante la campaña para las elecciones presidenciales de 2016 la propaganda política mostraba a Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo como "cristianos, socialistas y solidarios". Javier Bolaños

En un contexto de tensiones políticas y religiosas, la vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, ha destacado la inclusión de la iglesia evangélica por parte del gobierno de su esposo, Daniel Ortega, a pesar de las acusaciones de represión y cierre de iglesias.

Según un artículo de 100% Noticias, Murillo recomendó la lectura de un texto que alaba la relación entre Ortega y la iglesia evangélica, sin mencionar a los pastores encarcelados recientemente, ni las más de 300 organizaciones religiosas despojadas de su personería jurídica.

Edwin Sánchez, autor del artículo titulado “El desprecio heráldico a la Iglesia Evangélica” en El 19 Digital, afirma que “Ningún Jefe de Estado se dignó, antes del Comandante Ortega, a tomar en cuenta a la Iglesia Evangélica” y que fue un hito histórico cuando Ortega "ingresó a una cruzada evangélica y compartió con pastores el estrado".

Sin embargo, esta narrativa contrasta con los informes de violaciones a la libertad de culto y la condena de misioneros evangélicos a prisión.

La situación de la iglesia evangélica en Nicaragua es compleja, con un gobierno que por un lado busca presentarse como inclusivo y por otro, es acusado de cometer actos que contradicen esa imagen.

Las citas de Murillo y Sánchez reflejan la dualidad de un gobierno que busca legitimarse a través de la religión mientras enfrenta críticas por sus acciones contra la misma.

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