Josué Martínez, un ex-miembro de la comunidad LGBT en Perú, experimentó un cambio radical en su vida tras descubrir la fe cristiana. Durante años vivió como un hombre gay, participando activamente en la comunidad, pero siempre sintió un vacío interno. Un día, al escuchar un mensaje de esperanza y redención en una plaza, decidió acercarse a la fe. A través de estudios bíblicos y una conversión espiritual profunda, Josué encontró en Cristo una nueva identidad y propósito, dejando atrás su antiguo estilo de vida. Aunque sufrió el rechazo de muchos amigos, su transformación fue genuina y marcada por una paz que, según él, solo encontró en Dios.
Hoy, Josué es un miembro activo de su iglesia local, donde comparte su testimonio con otros que también luchan con su identidad. Aunque su historia ha sido recibida con escepticismo y controversia por algunos, él asegura que su cambio no fue forzado ni producto de terapia alguna, sino fruto de una entrega sincera a Cristo. Para Josué, su historia no es de condena, sino de redención, un relato de cómo el amor de Dios transformó su vida desde adentro hacia afuera.
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En los últimos años, se ha observado un fenómeno que ha ganado notoriedad en el ámbito religioso y social: la conversión de ex-miembros de la comunidad LGBT a la fe cristiana. Estos testimonios de personas que afirman haber dejado atrás su orientación sexual o identidad de género tras entregarse a Cristo han suscitado intensos debates.
Por un lado, quienes protagonizan estas historias hablan de transformación espiritual y redención, mientras que detractores, especialmente dentro de la comunidad LGBT y llamados defensores de los “derechos humanos”, denuncian la existencia de supuestas prácticas de "terapia de conversión" como peligrosas e ineficaces.
El fenómeno de las conversiones: ¿Cambio real o mito?
De acuerdo con un informe de la Fundación Core Issues Trust, una organización cristiana que apoya a personas que buscan dejar atrás una orientación homosexual, se estima que en los últimos años miles de personas en todo el mundo han buscado consejería cristiana para superar lo que ellos consideran una lucha espiritual. "Es importante destacar que no se trata de 'curar' a las personas, sino de ofrecerles un camino de transformación personal a través de la fe", señaló Mike Davidson, director de la fundación.
En una entrevista con Christian Today, Davidson expresó: "Hemos visto a personas genuinamente transformadas por el poder de Cristo. No es una cuestión de represión ni de terapia forzada, sino de elegir un camino basado en las convicciones personales de fe y moralidad".
Este movimiento ha generado un aluvión de testimonios en plataformas cristianas, donde ex-miembros de la comunidad LGBT comparten su historia de conversión. Becket Cook, un diseñador de producción de Hollywood que vivió abiertamente como homosexual durante años, es uno de ellos. En una entrevista con The Christian Post, Cook declaró: "Encontré a Cristo y eso cambió completamente mi vida. No siento que haya perdido mi identidad, sino que encontré una identidad superior en Cristo".
Sin embargo, las historias de personas como Cook son criticadas por quienes consideran que las llamadas terapias de conversión no solo son ineficaces, sino también perjudiciales. La Organización Mundial de la Salud ha catalogado las "terapias de conversión" como "pseudociencia", advirtiendo sobre sus efectos psicológicos dañinos. En algunos países, como el Reino Unido, este tipo de terapias han sido prohibidas.
La respuesta de la iglesia cristiana
El creciente número de testimonios sobre conversiones ha dividido a la iglesia cristiana. Mientras que ciertos sectores, particularmente dentro de las iglesias evangélicas y pentecostales, celebran estos testimonios como evidencia del poder redentor de Cristo, otros cuestionan si la iglesia está enviando el mensaje correcto sobre amor y aceptación.
John Stonestreet, presidente del Colson Center for Christian Worldview, sostiene que la iglesia tiene el deber de ofrecer "amor y verdad" a todas las personas, sin importar su orientación sexual. "No podemos negar que algunos han experimentado un cambio de vida auténtico a través del poder de Cristo", dijo en un reciente foro sobre fe y sexualidad. "Pero tampoco debemos caer en la trampa de promover una 'cura' rápida. La transformación espiritual es un proceso profundo que debe estar centrado en el amor de Dios, no en la imposición".
Por otro lado, algunas iglesias han optado por una posición más inclusiva y de apoyo a los miembros LGBT sin exigir un cambio en su orientación sexual. Para ellas, el énfasis está en la integración y la aceptación sin condiciones.
Datos y estadísticas: una realidad difícil de medir
La dificultad para obtener estadísticas precisas sobre el número de conversiones de ex-miembros de la comunidad LGBT se debe en gran medida a la naturaleza privada de estos testimonios y a la falta de investigaciones exhaustivas sobre el tema.
Un estudio de The Williams Institute de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), encontró que alrededor de 698.000 personas LGBT en los EEUU han sido sometidas a algún tipo de "terapia de conversión" a lo largo de su vida, aunque no todos estos casos se asocian con experiencias religiosas.
El fenómeno de la conversión de ex-miembros de la comunidad LGBT sigue siendo un tema polémico y profundamente divisivo tanto dentro como fuera de la iglesia cristiana. Para algunos, estas historias representan el poder de la fe y la posibilidad de transformación personal; para otros, son un recordatorio de los peligros de imponer un cambio en la orientación sexual.
El camino de la fe y la sexualidad no es fácil de recorrer, pero lo que está claro es que, para muchas personas, la búsqueda de identidad y propósito sigue siendo una cuestión profundamente espiritual.