La OEA y el Día de la Libertad Religiosa: ¿Quién defiende realmente este derecho fundamental?

Oración
 Imagen de Arnie Bragg en Pixabay

En el año 2020, durante la Asamblea celebrada en Washington D. C., la Organización de Estados Americanos (OEA) estableció que cada 27 de octubre se conmemore el Día Internacional de la Libertad Religiosa. Esta libertad está garantizada por el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, por el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y por la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones.

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Diario Cristiano conversó con referentes internacionales sobre cómo ven ellos la actitud de la OEA y cómo se construye un diálogo interreligioso en un contexto mundial de guerras ideológicas.

En este sentido, Marcelo Díaz, politólogo argentino y asesor en temas de relaciones internacionales, aseguró que “la OEA no le da atención al Día de la Libertad Religiosa porque justamente, entre comillas, la religión es la mayor opositora, casi la única, a la agenda globalista o la agenda progresista que la OEA está predicando ya hace unos cuantos años”. 

Por su parte, Mariano Blázquez Burgo, abogado español y actual consejero de enseñanza de FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España), y exsecretario ejecutivo y representante legal de la misma entidad, afirmó que “la preparación de actos y acciones en conmemoración y refuerzo de la Libertad religiosa es principalmente una responsabilidad nuestra” en alusión a la iglesia. 

Blázquez, quien también forma parte de la Junta Directiva de la Alianza Evangélica Latina (AEL), opina que es tarea de la iglesia exponer lo que se celebra, y no tanto de la entidad que lo oficializó. “La OEA ha declarado el día internacional y ahora nuestra responsabilidad es que cada uno de los estados también lo reconozca internamente. Para ello, nuestra labor como organizaciones representativas de los evangélicos es acercarnos a nuestros gobernantes y solicitar que también declaren o reconozcan internamente ese día como un día de promoción de la libertad religiosa, la tolerancia en las diferencias y convivencia pacífica y constructiva entre las religiones del país”.

En este sentido, el pastor colombiano Eduardo Gómez, canciller de la AEL ante la OEA, piensa que “es el sector interreligioso el que tiene que tratar de mover las aguas en sus respectivos países para que el jefe de estado y la cancillería de sus países, como los encargados del sector interreligioso, promuevan el día 27 de octubre como ese día internacional” de la libertad religiosa. 

El español aunque convencido de la responsabilidad es propia, también reconoció que “los gobiernos de turno tienden a no tocar el tema religioso sino a dejarlo como está para evitar problemas”. Lo que Díaz ve como un peligro es la negación a la cultura judeo-cristiana que proclaman los Estados. “Yo veo que existe un gran peligro de la libertad religiosa en el mundo entero. Me parece que cada vez más los que entendemos que la fe le da contenido y diseño a nuestro estilo de vida, nos plantamos como resistencia justamente a la visión de muchos gobiernos de anular la cuestión religiosa, pero particularmente la cuestión religiosa de la cristiandad, o uno podría decir más filosóficamente, la cosmovisión judeo-cristiana”.

Blázquez respondió, sin haber escuchado la propuesta de Díaz, que “debemos tomar la iniciativa ante el gobierno para deshacer ese inmovilismo y proponer al menos un acto significativo de reconocimiento y de participación plural. Un acto positivo, de unidad en la diversidad en el que puedan señalarse carencias pero que no sea de reivindicación o queja, sino más bien de ánimo a seguir adelante en una senda hacia una mayor libertad y tolerancia”.

Gómez sugirió que “hay que tener muy en cuenta que la OEA, como su sigla lo dice, es Organización de Estados Americanos y apreciar que hay algunos Estados que son proclives a la vida, a la familia, y aún a lo que tiene que ver con el sector interreligioso. Pero también hay otros que no lo son tanto. Porque quien da las directrices de una política internacional es el respectivo jefe de estado, de acuerdo a su postura política, a sus creencias”.

En este sentido el argentino subrayó que “la libertad religiosa está en riesgo” porque “se persigue la libertad de pensamiento”. Y pone como ejemplo lo que sucede en el viejo continente: “Europa ya no es lo de antes. Los gobiernos están siendo liderados por musulmanes, no anglosajones, lo cual hace que países como Francia, como Reino Unido y otros más, hayan ya hace rato perdido sus raíces, entre comillas, occidentales. Lo mismo pasa en Canadá y otros países”. Por caso El Salvador y su presidente Nayib Bukele de ascendencia árabe palestina, que aunque pareciera tener un franco acercamiento al cristianismo protestante se desconoce su nivel de compromiso religioso.

“En lo esencial unidad; en lo dudoso libertad; en todo caridad” —San Agustín.

Blazquez también reflexionó sobre que “en todo el mundo, normalmente la libertad religiosa es el último de los derechos en ser conquistados o reconocidos debido a la tendencia en los Estados a vincularse con una sola religión o bien con ideologías ateas, antirreligiosas o de secularismo radical” y añadió que “las restricciones a este derecho fundamental suelen ser las primeras en aparecer con el fin de reprimir o limitar el poder y la influencia social o política de determinados grupos religiosos”. En su opinión el respeto a la libertad religiosa “está en riesgo de limitación en muchos países, debido a posiciones confesionales arraigadas en el poder y al intento de limitar la presencia pública de las religiones bajo el argumento que las ideas religiosas han de ser expresadas exclusivamente en la esfera privada”.

Todo deriva en pensar en la construcción del diálogo interreligioso como una vía de limar las diferencias y construir juntos una realidad que incluya a todos y que respete las individualidades, sueño platónico. Lo último que se pierde son las esperanzas y estos hombres de fe la tienen por ello señalan la construcción del diálogo como algo tangible si se dan ciertas condiciones.

Blazquez afirmó que “en el escenario actual de oposición radical al otro, guerras y beligerancia entre los que creen y los que no creen debemos proponer una línea intermedia de diálogo y comprensión de las diferencias. Nuestra tarea no es luchar contra las personas o sus ideologías. Sino exponer razonablemente las posiciones básicas del cristianismo. Es el momento del diálogo social e interreligioso, para comprender nuestras diferencias y proponer caminos en los que podamos transitar juntos en favor de la paz, la convivencia y el progreso de nuestras naciones sin renunciar a nuestra fe y practica religiosa”. 

Díaz sigue esa línea. “A mí me gusta destacar la capacidad de diálogo. Creo profundamente que mi compañero, mi hermano, puede ser mi adversario político pero nunca debe ser considerado mi enemigo. Porque cuando lo consideras enemigo estás diciendo que lo quieres destruir y eso no debe ser así. Entonces me parece que el diálogo es una cualidad sobresaliente en un mundo cada vez más polarizado y polarizado respecto de ideas que tienen mucho que ver con la religiosidad, la cuestión de los musulmanes, la cuestión de justamente la libertad religiosa, aún la visión económica”, sostuvo.

“A los cristianos se nos ha enseñado que el camino es la lucha de nuestras ideas, pero yo creo que hay un camino más excelente y es el del afecto a las otras personas comprendiendo su situación y exponiendo cortésmente los valores del evangelio eterno y sus respuestas para nuestras vidas. Es el momento de que las religiones podamos dar un ejemplo alternativo a las guerras y la beligerancia ideológica abriendo caminos de paz y de concordia desde nuestra identidad”, concluyó Mariano Blazquez Burgo.

Díaz ve que el poder construir un diálogo “tiene que ver con la cuestión del respeto y tiene que ver con la intención de buscar puntos en común que valoricen o revaloricen la condición humana en todos sus niveles y en todas sus áreas” Además expresa su pensamiento en cuanto a que “en la búsqueda de justicia, —y me gusta mucho una traducción de la palabra en griego justicia que significa enderezar lo torcido—, es un gran elemento para trabajar y buscar puntos en común en términos de esta construcción. También observo que la radicalización está cada vez más fuerte y cada vez es más complejo. Los sociólogos le llaman a este mundo mundo complejo, fíjate que al mundo complejo no se lo vence sino que se lo supera”.

Gómez da cuenta de lo que la Alianza Evangélica Latina desplegará para este 27 de octubre. Un llamado a la oración y a la concientización de aquello que significa poder valorar y disfrutar la libertad de creencia o la libertad de elegir una religión, para los cristianos evangélicos, la religión es una forma de vida que va más allá de una religión. Para este “domingo 27 de octubre del 2024, hacemos un llamado para que se haga mención y se haga oración. Si esto se hiciera en todo el sector interreligioso y la iglesia evangélica, —no tomaría más de dos, tres minutos— iremos generando cada vez más un ambiente y una conciencia de la enorme importancia que tiene la libertad religiosa en todas las Américas”, concluyó.

Evidentemente la cuestión va por el lado de lo moderado de una actitud cristiana firme en lo que la Biblia dice. Y la Biblia habla de amor y tolerancia ante las diferencias como decía San Agustín: “En lo esencial unidad; en lo dudoso libertad; en todo caridad”.

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