
Mientras los cardenales católicos se reúnen en cónclave esta semana para elegir al sucesor del papa Francisco, una pregunta emerge en el mundo protestante: ¿deberían los evangélicos prestar atención a este evento o simplemente observar desde lejos?
Aunque el proceso papal es estrictamente católico, su impacto geopolítico y religioso tiene repercusiones más allá del Vaticano. Con más de 1.300 millones de católicos en el mundo, el liderazgo de la Iglesia Católica puede influir en cuestiones globales como la libertad religiosa, el diálogo interconfesional y la moral pública, temas en los que también participan activamente las iglesias evangélicas.
Para muchos líderes evangélicos, el cambio de papa no tiene implicaciones espirituales directas, pero sí merece atención desde una perspectiva cultural y social.
“El nuevo papa no es nuestra autoridad espiritual, pero sus posturas pueden marcar tendencias que afecten a los cristianos en general”, dijo el pastor Rubén Rodríguez, director del Instituto Teológico Reformado en Buenos Aires. “Si es alguien abierto al ecumenismo liberal o al sincretismo, debemos estar atentos y discernir. Pero si defiende valores cristianos tradicionales, eso puede abrir espacios de cooperación en la esfera pública”.
Un evento global que no cambia la doctrina
Desde el punto de vista doctrinal, los evangélicos no reconocen al papa como líder legítimo de la iglesia cristiana universal. La doctrina protestante sostiene que solo Cristo es cabeza de la Iglesia, y que la autoridad final está en las Escrituras, no en una figura humana.
“El cónclave puede tener mucha pompa, pero no afecta en absoluto nuestra fe ni nuestra misión”, afirma la teóloga española Ester Gutiérrez, autora del libro Solo la Biblia: Fe sin jerarquías. “Lo observamos como se observa un evento religioso ajeno, como un acto significativo para el catolicismo romano, pero no vinculante para los cristianos bíblicos”.
¿Observar, participar o ignorar?
Las opiniones sobre cómo deben reaccionar los evangélicos varían, pero hay consenso en que no debe ignorarse por completo. “Es sabio entender qué tipo de liderazgo se levanta en el Vaticano”, explicó el pastor Elías Méndez, de la Alianza Evangélica Latinoamericana. “No para involucrarnos ni buscar unidad doctrinal, sino para estar informados, orar con entendimiento y actuar con discernimiento en el escenario global”.
Algunos ministerios, como Puertas Abiertas, también destacan que la elección papal puede influir en contextos donde los cristianos enfrentan persecución. “Si el nuevo papa aboga con firmeza por la libertad religiosa, eso puede fortalecer la defensa internacional de nuestros hermanos perseguidos”, mencionó en un comunicado la organización.
La elección del nuevo papa católico en 2025 no cambia la fe ni la estructura de las iglesias evangélicas. Sin embargo, observar con atención crítica este proceso es parte del llamado a ser entendidos en los tiempos (1 Crónicas 12:32). Interesa por su impacto cultural, no por su autoridad espiritual.