
Aunque la Biblia prohíbe de forma explícita la consulta a la astrología y la adivinación, un nuevo estudio del Centro de Investigaciones Pew revela que más de una cuarta parte de los cristianos en Estados Unidos creen que los astros influyen en el destino humano.
La encuesta, realizada en otoño de 2024 a una muestra representativa de 9.593 adultos estadounidenses, encontró que el 27% de los creyentes religiosos comparten creencias astrológicas, una cifra casi idéntica al 28% de quienes no tienen afiliación religiosa. En general, alrededor del 30% de los adultos estadounidenses dijeron consultar horóscopos, cartas del tarot o videntes al menos una vez al año, aunque la mayoría afirmó hacerlo “por diversión”.
Entre los grupos más propensos a aceptar la astrología están los protestantes negros, los católicos hispanos y quienes no se identifican con una religión específica. En contraste, los evangélicos blancos, ateos, judíos y agnósticos mostraron niveles de creencia más bajos que el promedio general.
Desde una perspectiva bíblica, este fenómeno genera preocupación. El ministerio cristiano Got Questions advierte que "la astrología como una forma de adivinación está expresamente prohibida en las Escrituras (Deuteronomio 18:10-14)”, y recuerda que el pueblo de Israel enfrentó juicio divino por haber caído en ese pecado en el pasado.
"Los astrólogos reales de la corte babilónica fueron avergonzados por el profeta de Dios Daniel... y no fueron capaces de interpretar el sueño del rey (Daniel 2:27)", explica la organización, que cita también pasajes como Isaías 47:13-14 y Deuteronomio 4:19.
El estudio de Pew coincide con otro informe reciente titulado Liberándose de la Jaula de Hierro: La Individualización de la Religión Americana, el cual analiza cómo los jóvenes adultos nacidos a finales de los años 80 están dejando las instituciones religiosas tradicionales para adoptar formas personalizadas y sincréticas de espiritualidad.
Los investigadores señalan que, en esta era de desinstitucionalización religiosa, muchos estadounidenses están optando por mezclar elementos de diversas creencias para crear experiencias espirituales a su medida.
“La gente no se está liberando con tenazas, sino con actos personales de rebelión espiritual”, afirman los autores del estudio.
Este fenómeno, impulsado por el crecimiento de los llamados “nones” (personas sin afiliación religiosa), plantea un desafío pastoral para la Iglesia, que enfrenta una creciente desconexión entre el conocimiento bíblico y las prácticas espirituales contemporáneas.
Mientras algunos expertos cristianos como George Barna alertan sobre el peligro del sincretismo, las estadísticas reflejan una tendencia cultural hacia lo emocional, lo personalizado y lo subjetivo, incluso dentro de comunidades que profesan una fe cristiana.