Me gusta recordarles a las parejas (inevitablemente ocupadas) con las que hablo durante la temporada de Navidad y las fiestas un hecho simple pero importante del nacimiento de Jesús: nadie le hizo espacio.
Fue puesto en un pesebre, no porque los animales de granja hagan divertidas las obras de teatro de la natividad y los villancicos sean interesantes, sino porque nadie se tomó el tiempo de hacer espacio para una mujer de parto y su hijo recién nacido.
"Hacer espacio para Jesús durante la temporada navideña es lo más importante que podemos hacer".
Hacer espacio para Jesús durante la temporada navideña es lo más importante que podemos hacer. La temporada festiva puede ser consumida por cosas: compras de regalos, fiestas, cocina, decoración, viajes, trabajo. Ninguna de estas cosas es intrínsecamente mala. Simplemente no están destinadas a satisfacer tu alma. Nuestro margen interior durante la temporada festiva a menudo deja poco espacio para un visitante.
Pero hacer espacio para Cristo en nuestros corazones, almas y matrimonios es una parte esencial del Adviento—y, de hecho, del éxito matrimonial a largo plazo.
Primero, tómense el tiempo para desacelerar
"Movernos en alineación con el ritmo al cual fuimos creados para vivir".
Cuando desaceleramos lo suficiente para respirar profundamente, recordar quiénes somos y mantenernos conectados con nuestro cónyuge, nos movemos en alineación con el ritmo al cual fuimos creados para vivir.
Un ejercicio que me encanta practicar con parejas utiliza Isaías 9:6 como base para la reflexión conjunta. Le pido a ambos esposos que consideren solo algunos de los muchos nombres que Isaías nos da en referencia a Dios: Consejero Maravilloso, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Luego les pregunto, individualmente y juntos: ¿Quién es Dios para ti? ¿Quién es Él para ti en esta temporada? ¿Cómo está actuando en tu matrimonio?
Les pido que elijan uno de los nombres que se le dan a Dios en ese pasaje. Y animaría a cualquiera que busque hacer más espacio en su vida para Dios a reflexionar sobre cómo Él te ha invitado a relacionarte con Él.
¿Qué significa encontrar paz? ¿Qué significa recibir un consejo maravilloso? ¿Qué significa abrazar a un padre eterno y perfectamente amoroso?
Enfocarse con preguntas reflexivas ayuda a las parejas a desacelerar y nombrar lo que Dios está haciendo en ellos, en lugar de quedarse atascados enfocándose en lo que les está sucediendo a ellos durante las fiestas.
En segundo lugar, cuando actúen, actúen juntos
"Construyan tradiciones compartidas".
Una manera fácil de comenzar a hacer esto es construir tradiciones compartidas. La palabra clave aquí es compartidas.
A veces asumo que la tradición que tuve de niño es la que mi esposa querrá adoptar. Spoiler: ¡ese no es siempre el caso! Pero aquí está la parte hermosa: podemos crear tradiciones frescas directamente desde nuestros corazones, mezclando nuestra identidad única de "nosotros" en algo especial.
Tomen como ejemplo nuestra extravagancia familiar de decoración de galletas en Navidad. Preparamos esa masa de azúcar dulce, reunimos un arcoíris de glaseados, chispas en abundancia y todos los ingredientes divertidos. Es un desastre glorioso, pero la alegría y el deleite que trae a nuestra familia lo hace inolvidable.
También es importante recordar durante las reuniones familiares que tú y tu cónyuge son un equipo. Mi esposa y yo hemos descubierto que tenemos que ser honestos sobre nuestros límites emocionales y el costo asociado con lo que hacemos.
Para el quinto día de visitas navideñas, estableceremos un "día para la familia". A mitad de camino, nos reiniciamos juntos, solo mi esposa y mis hijos. Eso nos ayuda a todos a mantener la paz, la unidad y la intencionalidad.
En tercer lugar —y lo más importante— esfuércense por centrar activamente su matrimonio en Jesús
Enfóquense en Jesús, especialmente si las cosas se ponen difíciles. Las fiestas tienen una forma de agitar puntos de dolor dentro de los matrimonios, por lo que es vital mantenerse conectados con la verdad de quién eres tú y quién es tu cónyuge.
"La intimidad espiritual con Dios es una de las partes más esenciales para sostener un matrimonio".
Las relaciones horizontales, como los matrimonios, solo pueden sostenerse verticalmente, a través de la relación de cada cónyuge con Cristo. La intimidad espiritual con Dios es una de las partes más esenciales para sostener un matrimonio, en cualquier época del año.
Estén atentos a sentimientos de soledad, frustración o impaciencia. Son ventanas de invitación del Señor. ¿Qué quiere decirte Dios a ti, sobre ti, a través de esos sentimientos?
Cuando tu cónyuge experimente su propio dolor, escucha con cuidado y guíalo hacia Dios antes de tener una conversación más profunda. Sus invitaciones nunca nos empujan, sino que nos atraen con amor.
Tómense un tiempo esta Navidad para ser atraídos. Atraídos hacia su cónyuge, hacia el amor de Dios, y hacia la paz y la quietud.
Hagan espacio en su matrimonio y en su corazón para Jesús. No solo domará su temporada festiva, sino que enriquecerá profundamente su vida, tanto personalmente como en pareja.
David Jauregui se unió al equipo de WinShape Marriage en 2019 para utilizar su pasión por la formación espiritual y el cuidado del alma en el contexto del matrimonio, donde actualmente se desempeña como Director Asistente de Renovación. Ha estado casado con su esposa, Holly, desde 2012, y tienen dos paquetes de alegría, Lincoln y Sage. Recibió una Maestría en Artes en Formación Espiritual y Cuidado del Alma a través del Seminario Teológico Talbot y es un director espiritual capacitado.
