Colombia: Controversia por nombramiento de rabino como director de Asuntos Religiosos

Controversia en Colombia
El nombramiento del rabino liberal Richard Gamboa como director de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior provocó una fuerte reacción de la Confederación Evangélica de Colombia y de la comunidad judía, que cuestionan su legitimidad, sus posturas ideológicas y la falta de consenso en torno a su designación. La polémica pone en evidencia las tensiones religiosas y políticas que atraviesan el país. Ilustración: Diario Cristiano

El reciente nombramiento de Richard Gamboa Ben-Eleazar como director de Asuntos Religiosos en el Ministerio del Interior de Colombia generó una ola de críticas y cuestionamientos por parte de diversas comunidades religiosas en el país. Las principales inquietudes se centran en la legitimidad de su título como rabino, sus posturas ideológicas y la forma en que fue seleccionado para ocupar este cargo clave en la promoción de la libertad de culto y el diálogo interreligioso. 

La Confederación Evangélica de Colombia (Cedecol), que representa a más de 7.000 iglesias cristianas en el país, expresó su preocupación respecto a la certificación de Gamboa como rabino. Según la publicación Semana en declaraciones de la presidente de Cedecol, la pastora Lyda Elena Arias, existen dudas sobre la autenticidad de su diploma, ya que señaló que podría haber sido "adquirido en línea por 150 dólares". Arias enfatizó que estas acusaciones ponen en entredicho no solo la legitimidad de Gamboa dentro de su propia comunidad de fe, sino también su idoneidad para representar a todas las confesiones religiosas desde un cargo oficial.  

Según informó el periódico El País: "la Dirección de Asuntos Religiosos fue creada en 2018, durante la Administración de Juan Manuel Santos. No en pocas ocasiones este organismo ha servido como un puente de los Gobiernos con los partidos cristianos que, pese a no ostentar gran poder en el Congreso de la República, pueden inclinar la balanza de algunas votaciones. Es por eso que, aunque ninguna norma especifíca la confesión que debe tener la cabeza de la dirección, hasta ahora solo habían ocupado el cargo personas cristianas evangélicas".

Por su parte, la Confederación de Comunidades Judías de Colombia también rechazó públicamente el nombramiento de Gamboa. En un comunicado difundido en redes sociales, la organización afirmó que el nuevo director “no ofrece a las comunidades judías del país las garantías necesarias para cumplir las funciones de su cargo”. En este sentido CEDECOL indicó que el nombramiento de un director de Asuntos Religiosos debe ser un proceso transparente y responsable, dada la importancia de este cargo para garantizar los derechos de una sociedad religiosa diversa.

Este pronunciamiento refleja la preocupación de que Gamboa no cuenta con el reconocimiento unánime de su propia comunidad ni con una trayectoria clara de respeto hacia otras confesiones.

Las posturas ideológicas de Gamboa también son motivo de controversia. Identificado como un judío liberal antisionista, emitió declaraciones contundentes contra el Estado de Israel, al que ha calificado como “nazismo israelí”.

En una de sus publicaciones en redes sociales, afirmó: "Desde hace casi un año y medio, miles de judíos en el Hemisferio Occidental estamos siendo atacados, encarcelados, difamados y perseguidos por oponernos al nazismo israelí y por solidarizarnos con el Pueblo Palestino. Esto demuestra que no hay nada más antisemita que el Sionismo“. 

Frente a estas declaraciones y lo que implica para los evangélicos, la pastora Arias aseguró que el nombramiento del rabino “debe fortalecer el diálogo interreligioso y promover una gestión más inclusiva en materia de libertad religiosa” y de respeto.

Lo dicho por Gamboa intensificó la indignación en comunidades religiosas y sectores críticos que demandan respuestas sobre los criterios utilizados para su designación. La pastora Arias subrayó que el director de Asuntos Religiosos debe ser una figura que inspire confianza y que esté legitimada por su tradición religiosa.

En este contexto, hizo un llamado al gobierno del presidente Gustavo Petro para que aclare los criterios utilizados en el nombramiento y escuche las preocupaciones de las comunidades afectadas. “Es fundamental que este cargo sea ocupado por alguien que fomente la equidad entre todas las confesiones, sin privilegios ni exclusiones”, señaló Arias.

Petro defendió su decisión argumentando la separación entre religión y política, y reiteró su apoyo al pueblo palestino ante la guerra en Gaza.

Sin embargo, las críticas persisten, y sectores religiosos manifestaron su intención de impugnar el nombramiento. La controversia pone de manifiesto la complejidad de equilibrar las diversas sensibilidades religiosas en la política colombiana y la importancia de garantizar que los líderes en cargos oficiales cuenten con el respaldo y la legitimidad necesarios para promover un diálogo interreligioso efectivo.

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