Este sábado 1 de junio el Presidente Gabriel Boric anunció en el Congreso un proyecto de ley para legalizar el aborto en Chile. La iniciativa forma parte de la serie de medidas dadas a conocer por el mandatario en relación al Ministerio de Salud.
“En materia de derechos sexuales y reproductivos, en septiembre del 2017 la presidente Bachelet promulgó la ley 21.030 que permitió el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales. Han pasado siete años y con ese tiempo prudente de evaluación hemos decidido mejorar su aplicación” indicó el presidente chileno al comienzo de su discurso.
Entre aplausos oficialistas el primer mandatario acertó: “hemos ingresado ya a Contraloría un nuevo reglamento para esta ley. Con ello, buscamos garantizar que la población conozca sus opciones, asegurar un derecho que está establecido en la ley, que la objeción de conciencia personal no obstaculice el aborto y que el lugar donde se viva y la capacidad de pago no sean una barrera para que la atención sea oportuna”.
“Como Presidente de la República estoy convencido de la necesidad de dar un debate democrático en materia de derechos sexuales y reproductivos. Y pese a que algunos diputados hombres se opongan, por ello es que durante el segundo semestre de este año ingresaremos a un proyecto de ley de aborto legal que someteremos a la discusión correspondiente con el compromiso que anima a nuestro Gobierno de avanzar y de no retroceder”, sentenció.
Las reacciones que comenzaron a manifestarse en el recinto, a favor y en contra donde efectivamente algunos legisladores se retiraron con lo cual el propio Boric señaló: “no es extraño que en este tema sea un diputado hombre el que se ha retirado de la sala, porque las mujeres de Chile merecen su derecho a decidir”.
El arzobispo de Santiago, Monseñor Fernando Natalio Chomalí, fue uno de los primeros en responder al anuncio presidencial de presentar un proyecto de aborto. “Es inhumano solucionar situaciones humanas complejas con el uso de la violencia”, publicó en X, marcando la posición de la Iglesia Católica en esta materia.
Con una ley de aborto y eutanasia la fuerza de la razón cede ante la razón de la fuerza. Es inhumano solucionar situaciones humanas complejas con el uso de la violencia. Ambas leyes eliminan seres humanos inocentes. Pierden los indefensos, pierde Chile y el Estado de derecho.
— +Fernando Chomali (@FernandoChomali) June 1, 2024
El domingo fue la Conferencia Episcopal la que calificó de contradictorio que el Ejecutivo busque acuerdos amplios cuando a la vez pone en agenda temas que polarizan. “Llamamos a todos a no relativizar el valor de la vida humana. Lamentablemente, la percepción de la gravedad del aborto y de la eutanasia se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos, lo que está en consonancia, por otra parte, con el desprecio a la vida humana que se manifiesta en nuestros días en medio de guerras, violencias, delincuencia y otros males que dañan de manera especial a los inocentes”, sostuvieron en un documento fechado el 2 de junio.
Esta nueva embestida contra la vida y la familia fue rechazada por autoridades eclesiásticas evangélicas como la Mesa Ampliada de Entidades Evangélicas – UNE Chile, que rechazó cabalmente lo dicho por el Jefe de Estado.
En un documento que lleva las firmas de representantes de diversas denominaciones y organizaciones evangélicas declararon que “como Iglesias Evangélicas y Protestantes en Chile siempre hemos estado en favor de la vida en todas sus formas, desde la concepción hasta la muerte natural”. Además indicaron que “un alto porcentaje de la población” del país guarda como forma de vida “principios que emanan de las Sagradas Escrituras y son nuestra norma de fe y conducta como [lo] han sido también ayer y lo serán mañana por lo que instamos a nuestras autoridades tomar en consideración lo expresado en esta declaración”.
Desde los comienzos de la era cristiana existe la oposición al aborto plasmada en “el libro de Apologética de Tertuliano, abogado y presbítero de Cartago, dirigido al Senado de Roma el año 200 de esta era se manifiesta contra el aborto y respeto a la vida desde la concepción”, señalaron.
Antes habían hecho mención al juramento hipocrático proveniente del siglo V a.C. donde se le atribuye a Hipócrates el texto que se repite como rito de juramento a cada profesional de la salud en todo el mundo, que dice: “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, no tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortiva a mujer alguna”.
Los representantes de las iglesias Evangélicas esperan que “el Congreso Nacional, tanto el Senado como la Cámara de Diputados, puedan intervenir el tiempo de cooperar y buscar los consensos para resolver los serios y complejos temas urgentes y prioritarios sobre seguridad, inmigración, salud, pensiones, vivienda etcétera que tenemos. Es imperativo encontrar los acuerdos y abocar todo el tiempo de los legisladores en dar solución a tan relevantes temas prioritarios para el país”.
El discurso presidencial tomó de sorpresa a los los parlamentarios de la Democracia Cristiana (DC) quienes se miraron entre sí sin poder ocultar una expresión de profunda decepción. Rápidamente los cinco diputados de la bancada comenzaron a comunicarse entre ellos y alcanzaron un consenso, que fue comunicado por el presidente del partido, el diputado Alberto Undurraga. “No hay ningún voto de la DC para apoyar el aborto libre”, advirtió.
Más allá del debate en torno al proyecto de aborto en sí mismo, lo cierto que el anuncio de Boric provocó un efecto indeseado para el Gobierno chileno: las bancadas democratacristianas, que se caracterizan por votar alineadas con el Gobierno pese a no pertenecer al mismo, levantaron la voz sobre cómo, de ahora en adelante, se relacionarán con el Ejecutivo. Sumado al manifiesto malestar de las Iglesias Evangélicas y Católicas con quienes históricamente los gobiernos chilenos mantienen una relación de camaradería y respeto mutuo.
Vea a continuación la porción del discurso de Boric donde habla del aborto: