Carlos Páez es un joven periodista venezolano que lleva 10 años fuera de su país. Hijo de un destacado político que integró el Ministerio de Sanidad durante el segundo mandato del presidente Carlos Andrés Pérez en los años 90. Un hombre que añora su país, extraña y vela por la familia que quedó en su Venezuela natal, y un hombre con esperanza de cambio.
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Hablar con migrantes que tuvieron que salir de sus países para llevar una vida sin riesgos, con aspiraciones de crecimiento personal, profesional y con la tan ansiada libertad que muchas veces se pierde en la tierra natal, es un gran desafío. Hay fibras íntimas que se mueven entre la razón, la emoción y, por supuesto, la espiritualidad. Pero con Carlos es diferente. Quizás porque es un hombre verdaderamente joven, formado y asentado en una realidad totalmente diferente a la que hubiera vivido si él y su familia hubieran permanecido en Venezuela.
Dialogamos de manera telefónica, y no lo conozco en persona, pero se nota que es un muchacho joven. “Yo me fui con mi familia, me mude de Venezuela en el 2014. Hace poco cumplí 10 años fuera del país y la verdad que es difícil. Uno se ha dado cuenta que ya Venezuela no es la Venezuela que tú dejaste”, contó con un tono de voz algo nostálgico. “En 2016 tuve la oportunidad de visitar Venezuela un par de días. La verdad que era muy triste pasar por los lugares donde tú viviste en tu niñez y ver cómo todo se ha vuelto como gris. Cómo se ha deteriorado el país como tal”, aseguró.
La charla transcurrió en derredor de la actualidad venezolana, a días de una nueva oportunidad cívica para que sucedan cambios, y cambios reales para un país con muchos recursos, pero con una población diezmada, agotada, empobrecida y relegada por un régimen que lleva 25 años hostigando a un pueblo noble y sumiso.
“Como una persona joven que soy, podría decir que aún hay esperanza para el cambio. Eso es la única otra cosa que puede ocurrir: que haya un cambio. Que salgamos del status quo. Veo que de cara a las elecciones, —y ya lo ha dicho Edmundo González y también María Corina Machado, ellos han reconocido— que estas no van a ser unas elecciones con garantías libres. Estas no son unas elecciones libres. Y la oposición sabe eso muy bien”, indicó Páez.
Para este periodista venezolano “tiene que haber algo más allá del voto”. Él cree que con el voto no alcanza y que como otros compatriotas dijeron antes a Diario Cristiano, “como se están dando las cosas yo creo que es muy probable que vuelva a haber violencia y que pueda haber un baño de sangre. Todas las opciones, yo diría que todas las opciones son factibles”, dijo.
“Como venezolano he visto muchas veces, a través de los años, que hemos tratado de salir del régimen de muchas formas, y de formas distintas. Con Juan Guaidó tratamos de hacerlo a través de un protocolo constitucional. Con Enrique Capriles lo habíamos tratado desde el proceso electoral y tampoco había funcionado. Entonces, entendemos que el gobierno no estará saliendo a fuerza de puros votos. Tiene que haber algo más. Y eso depende de lo que vaya a hacer Edmundo González, lo que vaya a hacer María Corina Machado en los meses que siguen. Porque tenemos que entender que este es un gobierno que no va a aceptar un proceso electoral transparente” —indicó y añadió— “Por ejemplo, sabemos que hay presencia de Hezbollah en Venezuela, también sabemos que hay presencia de tropas cubanas y también hay movimientos de fuerzas armadas rusas dentro de Venezuela. Entonces, yo creo que por eso es que Maduro apela a la fuerza, porque sabe que es además lo último que le queda. Y otra vez, en Venezuela hay mucho que está en juego”.
Desde la mirada de un expatriado que tiene información del exterior de Venezuela, es decir, que es factible que conozca detalles que dentro del país no sean faciles de manejar, Paez entiende que de ganar Edmundo Gonzalez Urrutia, “va a ser un gobierno de transición”. Concepto que esta periodista ya escuchó de otros migrantes venezolanos con amplio conocimiento de los sucesos históricos del país sudamericano.
En su opinión en Venezuela “hay un movimiento muy fuerte que está buscando la libertad” y es un movimiento que “otra vez está amenazando a Maduro quedándose en el poder”. Entonces, sostiene que “puede que haya un cambio en Venezuela. Yo creo que eso no se descarta”.
Incisivamente volví sobre el tema de la violencia y el levantamiento social que muchos analistas políticos esperan que suceda el domingo. Y pregunté qué sucedería en el caso hipotético de que al fin la oposición venza al régimen. “Es posible que regrese la ley y se restaure un sistema democrático en Venezuela —expresó con esperanza—, pero yo no veo que eso pase si no hay violencia de paso. La verdad que no creo que sea una transición pacífica, o del todo pacífica. Ojalá sea lo menos violenta posible para que no sean afectados tantos venezolanos que están allá. Pero yo no veo un cambio si no hay también ese tipo de sacrificio y lamentablemente esa es una realidad”.
Cuando acentuó su lejanía, quise saber qué piensa de él mismo y de los 8 millones de compatriotas que lejos del país, tan sólo menos de un millón podrán votar. El primer énfasis fue la desazón: “Estoy casi seguro que esta es la primera vez que toda la diáspora venezolana sufre una violación tan grave de sus derechos al sufragio y a votar. Creo que nunca nos había pasado algo así como que de 8 millones de venezolanos en el exterior, ni siquiera un millón puede ejercer su voto si vive fuera del país”.
“Con la diáspora fuera del juego, el cambio va a tener que venir con el venezolano dentro del país y lo que tenemos que hacer es apoyar de la mejor manera al venezolano que está allá. Como personas fuera del país no podemos hacer mucho. Sí, he escuchado de algunos venezolanos que viven en el exterior y le están enviando dinero a sus familias allá para que puedan movilizarse en el día de las votaciones y puedan ir a votar”, señaló Páez.
Caminando imaginariamente en el sendero de un futuro donde se produzca un cambio de mando en Venezuela, la expresión de deseo de los que se quedaron y de los que se fueron del país, quizás sea el de volver. En su evaluación, Carlos me dijo: “Yo creo que sí van a regresar muchos. Especialmente los que están en una posición muy vulnerable y baja en todos estos países vecinos. Pero para el venezolano que ha salido y que ha hecho su vida en otra parte, y que de paso ha hecho todo su esfuerzo y ha visto frutos, a ese venezolano va a ser más difícil regresarlo al país. Eso va a ser un proceso. El proceso de volver a ser Venezuela, no solo un país democrático, sino un país que dé suficientes oportunidades para que los venezolanos se sientan atraídos a regresar”. Tamaño desafío después de tanto, convertirse en el ave fénix que resurge de las cenizas.