Renovando propósitos con fe: Un nuevo año, una nueva gracia

Año Nuevo 2025
 Imagen por Anarkali Art de Pixabay

El primer día de enero de hace algunos años, me desperté temprano con una sensación de entusiasmo renovado. Había comprado un cuaderno nuevo la noche anterior, convencido de que este sería el año en el que finalmente cumpliría todos mis propósitos. Me senté con una taza de café y comencé a escribir: "hacer ejercicio", "leer más libros", "ser más disciplinado". La lista creció rápidamente, y con cada objetivo añadido, sentí que estaba diseñando la versión perfecta de mí mismo. Sin embargo, unos meses después, ese cuaderno terminó olvidado en un cajón, junto con mis buenas intenciones.

Con el tiempo, comprendí algo esencial: mis propósitos no fracasaban porque fueran irreales o porque no tuviera la fuerza de voluntad necesaria. Fallaban porque no estaban fundamentados en lo eterno, sino en lo temporal. Mis metas estaban centradas en mis propias fuerzas, y no en el propósito que Dios tiene para mi vida.

Un propósito eterno

Como cristiano, he aprendido que los propósitos de año nuevo pueden ser algo más que listas personales; pueden ser oportunidades para alinearnos con la voluntad de Dios. La Palabra nos recuerda en Proverbios 19:21: "Muchos son los planes en el corazón del hombre, pero el propósito del Señor es el que prevalece". Este versículo me confronta cada inicio de año, invitándome a reflexionar si mis metas reflejan los valores del Reino o simplemente mis propias ambiciones.

Esto no significa que esté mal querer bajar de peso, aprender algo nuevo o ahorrar dinero. Pero al planear mi año, ahora me pregunto: ¿cómo estas metas glorifican a Dios? ¿Están arraigadas en el amor al prójimo, en el crecimiento espiritual y en el deseo de servir mejor a los demás?

En Romanos 12:2 se nos insta: "No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". Este pasaje me recuerda que cualquier cambio duradero comienza en el corazón. He aprendido que no puedo transformar mi vida simplemente con fuerza de voluntad; necesito la gracia de Dios.

Un año, en lugar de escribir una lista de propósitos, decidí orar primero y pedirle al Señor que guiara mis metas. Le pregunté: "¿Qué áreas de mi vida necesitan más de tu presencia? ¿Cómo puedo ser un reflejo más fiel de tu amor?" Esa práctica cambió completamente mi perspectiva. En lugar de enfocarme en lo que yo quería lograr, comencé a enfocarme en lo que Dios quería hacer en mí.

Ahora, al comenzar un nuevo año, mis propósitos suelen incluir metas como dedicar más tiempo a la oración y la lectura bíblica, buscar reconciliación en relaciones quebradas, ser más generoso con mi tiempo y recursos, y servir activamente en mi comunidad. Estas metas no solo tienen impacto en mi vida, sino en las de quienes me rodean, porque son una expresión del amor de Cristo.

Claro, todavía lucho con la consistencia, pero encuentro consuelo en que no estoy solo en este camino. Filipenses 1:6 dice: "El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Esto me recuerda que mi transformación es un proceso continuo, guiado por el Espíritu Santo.

Un llamado para este año nuevo

Si este año también has sentido el deseo de hacer propósitos, te animo a que invites a Dios a ser parte de ellos. Pregúntale qué quiere hacer en tu vida y cómo puedes reflejar su gloria en tus metas diarias. No temas soñar en grande, pero hazlo con la confianza de que sus planes son mejores que los tuyos, aunque a veces no los entendamos del todo.

Cada nuevo año es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con Él, para avanzar con fe y para recordar que nuestra verdadera meta no es el éxito temporal, sino caminar de la mano con Jesús hacia el propósito eterno que Él tiene para nosotros.

Así que este año, mi propósito principal es sencillo pero profundo: vivir cada día en obediencia, confiando en que su gracia me sostendrá. Y tú, ¿qué propósitos harás este año con Dios en mente?

Más reciente