Libres tras las rejas: el ministerio carcelario en una prisión uruguaya

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"Sencillamente se invita a la persona a tener una vida mejor. Que la cárcel no es su lugar... se presenta a Jesús como el que puede ayudarle", asegura el capellán Eduardo Vignoli. Fotografía: Facundo Luzardo

Según la publicación Prison Insider, “seis de cada diez uruguayos prefieren invertir más en la rehabilitación de los reclusos y en su reinserción social que en destinar dinero para la construcción de más cárceles”. Pero al mismo tiempo, “solo uno de cada cuatro ven posible rehabilitar a todas o, por lo menos, a la mayoría de las personas que cometen delitos”, según el estudio ‘Justicia, cárceles y rehabilitación. Aportes sobre penas alternativas para la política pública’.

La Unidad número 7 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) de Uruguay es conocida como la Cárcel de Canelones. Para Ana Germán, directora de esa prisión, “no existe un ellos y un nosotros. Somos todos nosotros”.

El ministerio penitenciario del país permitió la instalación de una capilla en la cárcel. En esta prisión existen grupos de personas de confesión evangélica que realizan tareas de visitación y consejería espiritual a los reclusos. Esta labor es liderada por el pastor Eduardo Vignoli acompañado de sus hijos, Pablo y Juan, todos referentes de la pastoral uruguaya.

Los Vignoli son autoridad espiritual en función de capellanía para la población privada de libertad. También son los responsables de la construcción de un templo dentro de la mencionada cárcel.

“Comenzamos, nosotros, en febrero de 2002. Pero siempre ha habido hermanos que se han interesado en este ministerio. La Confraternidad Carcelaria Prision Fellowship, tiene hermanos de diferentes congregaciones trabajando en todas las unidades penitenciarias del país. Son unas 33 en total. Hay iglesias que se ocupan de los ‘liberados’ que han hecho una decisión por Cristo en las cárceles, a través de centros de rehabilitación y de acogida o internación”, contó Eduardo Vignoli a Diario Cristiano.

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Se trata de personas que ya disfrutan de una libertad espiritual que sólo Dios puede ofrecerle al ser humano. Fotografía: Facundo Luzardo

El pastor remarcó que “el director del INR del que dependen las cárceles y chacras penitenciarias, cree firmemente y apoya la labor de las iglesias. Hay un protocolo de atención religiosa en las cárceles redactado por las distintas expresiones religiosas y aprobado por el INR” que avala la tarea de acompañamiento y asistencia espiritual a los reclusos.

Dentro del predio de la Cárcel de Canelones existe un templo sencillo pero con las instalaciones necesarias para tener reuniones, espacios privados para consejería, un lugar donde los reclusos pueden adorar a Dios juntos. “Desde el comienzo de la construcción del templo, la reacción y relación con las autoridades carcelarias fue muy buena. Y sigue siendo excelente con el actual comando de la Unidad”, asegura Vignoli quien además fue el principal responsable de solicitar la construcción de un templo dentro del penal.

El capellán cuenta que “se consiguió el terreno con el Ministerio del Interior, a través de la División de Arquitectura y con la autorización del director en ese momento, quien gran impulsor del proyecto. Hermanos de las iglesias y reclusos participaron de la obtención del dinero. Un milagro inexplicable aún. No hubo contribución del exterior”. Vignoli agrega que comenzaron con “unas monedas”, y rescata que “de la construcción, durante la edificación, varios reclusos aprendieron el oficio. Y hoy varios viven de ser peones de albañilería”.

Diario Cristiano recorrió las instalaciones y observó la dedicación en cada detalle de la construcción. El edificio sobresale, aunque es una instalación sencilla, sin lujos, con apenas lo necesario para poder usarlo como lugar de encuentro y adoración a Dios.

“La población general que conoce de cárceles, barraqueros (comercios del ramo de la construcción), y otros lo vieron bien y apoyaron de diversas maneras. Los funcionarios más antiguos, lo vieron con escepticismo y cierta aprensión. Los otros reclusos con curiosidad”, señala el pastor.

Acerca de la forma de relacionarse con la población carcelaria Vignoli resalta que el trabajo que realiza como capellán es personalizado y que “sencillamente se invita a la persona a tener una vida mejor. Que la cárcel no es su lugar” y así “se presenta a Jesús como el que puede ayudarle” en su situación. “Si acepta, se lo invita a acercarse a los grupos de iglesia o rehabilitación de verdad”.

También las familias son abordadas con absoluto cuidado, siempre y cuando quienes permanecen recluidos lo soliciten. “En la medida en que se acercan, dentro de lo posible, trabajamos con las familias. Si tiene familia y si éstas lo aceptan, se trabaja para que ellos quieran restaurar las relaciones rotas”.

La población total recluida en la Cárcel de Canelones es de aproximadamente mil hombres, aunque oficialmente está preparada para unos 800. Es una institución con problemas de sobrepoblación hace años. Algo que autoridades penitenciarias y el Ministerio a cargo tienen discrepancias.

Aunque no se precisó cuántas personas acuden al servicio evangélico sí se indicó que al menos una vez a la semana integrantes del ministerio espiritual que lidera Vignoli visitan a todos los que aceptaron recibir ayuda espiritual. “Vamos lunes, miércoles y viernes, cada día un grupo diferente, pero coordinados. En la semana los vemos prácticamente a todos una vez y a algunos dos veces”, indica el pastor.

En la rehabilitación de los reclusos la inserción íntima como persona digna es un proceso que muchas veces demanda cambios que ellos mismos no quieren abordar. Pero cuando logran cruzar esos límites, entienden que Jesús llegó a ellos para que tengan vida y la tengan en abundancia, aún dentro de la cárcel cumpliendo una condena producto de sus actos pecaminosos de los cuales ya no son condenados por Dios. Se trata de personas que ya disfrutan de una libertad espiritual que sólo Dios puede ofrecerle al ser humano, o que están en el proceso de conocer de qué se trata esa libertad.

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