
Según datos que aporta un reporte realizado por la organización World Vision, América Latina atraviesa una de las mayores crisis de desplazamiento poblacional de su historia reciente, con más de 40 millones de personas en movilidad humana en la región, incluyendo refugiados, migrantes, desplazados internos y personas en tránsito extrarregional. Solo de Venezuela, al terminar el año 2024, 6,71 millones de personas se encontraban en distintos países latinoamericanos.
Dentro de este escenario, las niñas, niños y adolescentes representan entre el 25% y el 33% de la población migrante y refugiada, enfrentando riesgos graves como violencia, desnutrición, trata de personas y reclutamiento forzado. El informe destaca que al menos 30.000 niñas, niños y adolescentes han sido reclutados por grupos criminales en la región, una cifra que probablemente sea mayor debido a la escasez de registros oficiales.
El reporte advierte que la drástica reducción del financiamiento humanitario a partir de enero de 2025 ya está afectando severamente los servicios básicos para la niñez migrante.
“Solo en el caso de la población migrante venezolana en necesidad, el 29,2% son niñas, niños y adolescentes que hoy no pueden acceder a escuelas, espacios seguros o alimentación adecuada”, señala el informe. Además, alerta que sin recursos sostenibles, las capacidades de los estados y comunidades de acogida serán insuficientes para enfrentar este desafío creciente.
En este contexto, el programa Esperanza sin Fronteras, de World Vision, brindó más de 134.660 atenciones humanitarias entre octubre y diciembre de 2024, enfocadas en protección infantil, salud, alimentación, inclusión socioeconómica y regularización migratoria en países como Colombia, Perú, Chile, Brasil, Ecuador y Venezuela.
El reporte revela, además, aumentos históricos de niñez migrante no acompañada, con crecimientos de hasta 500% en los últimos seis años en México y cifras superiores a 3.000 menores solo en Panamá durante el último año. “Los flujos migratorios se han vuelto más peligrosos y las rutas más irregulares, impulsadas por violencia, procesos electorales y deportaciones masivas”, agrega el documento.
Entre las respuestas implementadas, se destaca el proyecto piloto “Rutas de Esperanza”, que atendió a 81 familias migrantes en Colombia, Ecuador y Perú con transferencias monetarias, servicios de protección y derivación de casos, incluyendo situaciones de violencia basada en género. Asimismo, se brindaron capacitaciones en primeros auxilios psicológicos a 180 docentes en Perú y Ecuador, fortaleciendo la respuesta de salud mental en contextos escolares de alta presencia migrante.
Finalmente, World Vision hace un llamado urgente a los gobiernos y donantes internacionales a sostener y ampliar el financiamiento humanitario flexible. “De lo contrario, el cierre de acciones esenciales será inminente”, advierte el informe. Peter Gape, director de la Respuesta Multipaís, enfatizó: “Durante seis años, estamos comprometidos en acompañar a las niñas y niños migrantes y de comunidades de acogida de la región, llevando esperanza más allá de las fronteras a través de nuestros proyectos y programas”.