El Palacio Nacional se convirtió en escenario de un culto especial en honor a la Biblia, presidido por el mandatario dominicano Luis Abinader, con motivo de la celebración del Día Nacional de la Biblia. La actividad, realizada este jueves, contó con la participación de la vicepresidente Raquel Peña, la primera dama Raquel Arbaje, funcionarios del Gobierno y representantes de diferentes comunidades cristianas.
La conmemoración, establecida por la Ley 204-84 y que tradicionalmente se celebra cada 27 de septiembre, se adelantó este año debido a la agenda internacional del presidente, quien participará en la Asamblea General de la ONU.
Durante el acto se leyeron pasajes bíblicos, se interpretaron himnos cristianos y se compartieron mensajes centrados en el valor espiritual, cultural e histórico de las Sagradas Escrituras para la nación dominicana.
Milcíades Franjul, enlace del Poder Ejecutivo con las iglesias, destacó la trascendencia de la Palabra de Dios en la vida pública. En sus palabras “los desafíos” que enfrentan como nación, “ya sean económicos, sociales o culturales, son reales, pero más real es el poder de la Palabra de Dios para guiarnos hacia soluciones de paz, prosperidad y unidad”.
El funcionario también compartió en su cuenta de X un mensaje en tono pastoral que todo se desarrolló en “un ambiente de comunión y alabanza a Dios”. Además recordó “el poder transformador de Su Palabra y el llamado a vivir conforme a sus enseñanzas” transforma vidas.
También agradeció “al presidente por su constante respaldo a la comunidad de fe, así como a cada pastor y líder que se unió a este encuentro. Desde la Oficina de Enlace Cristiano ante el Poder Ejecutivo, reafirmamos nuestro compromiso de seguir promoviendo espacios donde la Palabra de Dios sea luz y guía para nuestro pueblo. ¡Dios bendiga a la República Dominicana!”.
Franjul subrayó que la apertura del presidente Abinader hacia las comunidades de fe constituye un gesto que trasciende lo protocolar y refleja un compromiso real con los valores espirituales del país.
El encuentro concluyó con una exhortación a que la Biblia no solo sea reconocida como patrimonio espiritual, sino que inspire prácticas ciudadanas basadas en la justicia, la misericordia y la solidaridad.
Más allá del carácter religioso, el acto mostró cómo el Gobierno dominicano mantiene un vínculo activo con las iglesias, reconociendo su rol social y cultural. Para muchos líderes de fe, esta relación institucional representa una oportunidad de colaboración en temas de unidad nacional, formación en valores y servicio comunitario, consolidando así un espacio de diálogo entre el Estado y las confesiones religiosas.
