La Iglesia católica lleva a cabo el Sínodo de los obispos del 2 al 27 de octubre donde se discute el nuevo rumbo de la Iglesia. Durante los últimos cuatro años se han discutido las transformaciones necesarias, y ahora entra en su etapa final centrando su atención en la mayor participación de mujeres y laicos, así como en el proceso de selección de obispos.
En esta segunda sesión, que sigue a la de octubre de 2023, participan 368 miembros, incluidos 53 mujeres y alrededor de sesenta cardenales. El año pasado, por primera vez, las mujeres tuvieron la oportunidad de votar en una asamblea sinodal de la Iglesia católica. En este contexto, los temas más controvertidos, como el celibato, el diaconado femenino y las cuestiones relacionadas con la comunidad LGTBIQ+, quedaron fuera de agenda.
Las expectativas en torno a los asuntos más controvertidos se han visto reducidas debido a estas decisiones, impulsadas principalmente por el Papa, quien opta por fortalecer el papel de la mujer en la Iglesia sin implementar cambios que podrían causar divisiones significativas. El año pasado, las mujeres participaron por primera vez en la votación durante una asamblea sinodal de la Iglesia.
Después de esta última asamblea, que finalizará el 27 de octubre y cuya preparación comenzó en 2021, se anticipa que el Papa Francisco emita una exhortación final. Este documento, que se espera sea publicado antes de junio de 2025, recogerá las conclusiones sobre varios temas significativos para la Iglesia católica.
En su exhortación de este miércoles, el Papa dijo que ”quien, con arrogancia, presume tener el derecho exclusivo sobre la voz del Señor, no es capaz de escucharlo. Por el contrario, su palabra ha de ser acogida con gratitud y sencillez, para convertirse en eco de lo que Dios ha donado en bendición de los hermanos”.
Además advirtió: “Cuidémonos de no convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer, sino que ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular si ello puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios”. Y agregó: “de lo contrario, acabaremos encerrándonos en dialogo entre sordos, donde cada uno trata de llevar agua para su molino sin escuchar a los demás, y sobre todo sin escuchar la voz del Señor”.
El comienzo del Sínodo tuvo un momento previo el martes con una ceremonia en la Basílica de San Pedro, donde el Papa pidió “perdón” a aquellos que han sido “heridos” por los “pecados de la Iglesia” y manifestó su “vergüenza” por estas acciones.
Asimismo, siete cardenales se disculparon por las diversas transgresiones cometidas por el clero, incluyendo los abusos sexuales. “Pedimos perdón por todos nuestros pecados. Pedimos perdón sintiendo vergüenza a aquellos que han sido heridos por nuestros pecados”, dijo el Papa en una inédita “vigilia penitencial” previa al Sínodo, que abogará alguno de los temas más importantes para la Iglesia.