Hemos dicho mil veces, que ser parte del gobierno es un honor, un privilegio pero por sobre todo, una gran oportunidad. Para todos, pero en especial para los cristianos.
Luego de 35 años de estudiar y de interesarme en las características de la función pública, sostengo que el nivel de exigencia y responsabilidad demandada a cristianos que acceden a ocupar esos espacios debe ser alto, bien alto.
Paso a explicar.
Para mí la palabra clave es RELEVANCIA. O sea, que se note, que no pase desapercibido, que se destaque, que salga de la trampa del promedio.
Paso a explicar, segunda parte.
Si hay una palabra que asoma en la mente colectiva de los argentinos cuando hablamos de los empleados públicos es “son un desastre, vagos, acomodados, no trabajan pero cobran, etc”.
"Para mí la palabra clave es RELEVANCIA"
Por consiguiente, y mirando la realidad política desde una perspectiva espiritual, creo que si Dios, nada menos que Dios, ubica a uno de sus hijos en un lugar de la función pública, sin dudas, es para que Su nombre sea glorificado a causa de las buenas obras que llevará a cabo este cristiano. Seamos pacientes con este nuevo gobierno, cuyos principales actores no tienen todo el expertise político, sumado al desastre heredado de la gestión progre anterior. No se puede solucionar en pocos meses, años de corrupción e irresponsabilidad.
1. Diputados y Senadores.
Su gran herramienta es la participación en las sesiones del Congreso. Obvio, mucho trabajo en la creación de leyes, discusión respetuosa con los adversarios, formación de equipos de asesores de primer nivel, etc. Pero sin duda, que la voz levantada en el recinto es el arma principal para hacer notar la calidad legislativa. Discurso apropiado, serio, filoso en lo político, con contenido profundo respecto del tema, provocará reacciones más que favorables. Nuestros silencios respetuosos no le hacen mella a nadie…
2. Concejales.
Una teoría de la Ciencia Política dice que el mejor lugar para comenzar a tener experiencia los políticos novatos es en gobierno municipal. Es un gran lugar, de poder, pero acotado respecto de Nación o Provincia, dónde se puede aprender mucho porque los márgenes de error son más tolerables. La ciudad es dónde todos se conocen, las relaciones interpersonales son más importantes, y los efectos de ordenanzas positivas son más rápidas de notar. Es un poco más sencillo estar cerca de la ciudadanía y recoger de primera mano sus necesidades. Es la oportunidad de provocar cambios en la ciudad que vivimos y conocemos, y mantener el apoyo de la gente que también nos conoce.
3. Poder judicial.
Dios llama a algunos de sus hijos a que lo representen administrando justicia, enderezando lo torcido. Lejos del cohecho, con imparcialidad honesta y a la vez empatía con el que sufre la injusticia, el rol de los jueces cristianos es muy importante.
En nuestro contexto, con el desastre del sistema judicial, pueden intentar en la medida de lo posible que el sistema funcione mejor. Tarea no sencilla, pero con el poder de Dios como respaldo, sin duda, no es imposible.
4. Poder ejecutivo.
Cualquiera sea el ministerio o nivel de responsabilidad. Son puestos por Dios allí para hacer lo correcto, administrar con honestidad los recursos del Estado, fomentar y crear instrumentos públicos que mejoren la calidad de vida de la ciudadanía. Al convocar y formar los mejores equipos profesionales, será más sencillo que el Estado responda con gestión positiva y de mayor alcance, sobre todo en el tiempo.
Tengo tanto para comentar en este tema.
No puedo entender el desperdicio de algunos hermanos que han hecho de esos espacios de poder gubernamental, y que su tarea casi pasó desapercibida. No se les conoce la voz, no provocaron ningún cambio importante, y en el peor de los casos, su gestión dejó mucho que desear no solo en lo productivo sino también…en lo ético.
Hermano querido, ¿estás en un lugar en el gobierno? HAZ QUE SE NOTE. Que tu opinión salga en los medios, que te convoquen para discutir, que te pongan de ejemplo de calidad política, que la ciudadanía reconozca que por tu actividad ellos están un poco mejor.
SEAMOS RELEVANTES, o si no, quedémonos en casa, yendo al culto los domingos.