Este miércoles en el Palacio de La Moneda en Santiago de Chile, se conmemoró el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes. En el evento participó, de manera especial, el presidente de la República, Gabriel Boric, así como otros funcionarios de gobierno y representantes de las iglesias evangélicas y protestantes del país.
Esta celebración se lleva a cabo en Chile desde 2008 como un reconocimiento oficial y de fortalecimiento del diálogo interreligioso. El acto reafirmó las buenas relaciones protocolares entre el gobierno y las iglesias evangélicas.
El obispo Emiliano Soto, Alto Representante de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, se dirigió a los presentes en La Moneda y aseguró que “con regocijo en el corazón” volvían a celebrar una vez más esta fecha significativa. Soto habló acerca de la dignidad humana y la libertad religiosa.
“La historia de la iglesia evangélica establece momentos felices, gratos, pero también momentos en el cual la iglesia tuvo persecución y muertes”, dijo el obispo apoyándose en el relato bíblico de Hebreos 11:35-39.
“De acuerdo a la Biblia —prosiguió Soto— la dignidad humana es un valor que se deriva de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. La dignidad es un principio fundamental que se define en relación directa con Dios independientemente de otras condiciones como la raza, la nacionalidad, el sexo, la edad, las creencias o la condición social”. Soto enfatizó que la dignidad es un valor intrínseco compartido por todos, en todas las culturas, y subrayó la importancia de los mismos derechos y obligaciones para todo el pueblo chileno.
Más tarde, el presidente Boric, anfitrión del evento, expresó su gratitud: “Quiero expresarles mi gratitud por el importante aporte que hacen día a día en construir… el tejido social en barrios, quitándole espacio al individualismo, a la apatía, a la indolencia".
Al inicio de sus palabras, Boric elogió la fe cristiana: “este es el tercer año que tengo el honor de poder celebrar junto a ustedes el día de las iglesias evangélicas y protestantes y en cada oportunidad que me encuentro con su fe, me resulta tremendamente conmovedor poder ser testigo de ella. Poder ser testigo de la vocación, la pasión y la convicción con que la profesan”. Además, añadió: “Me gustaría tener la oportunidad de conocer más”, dando la bienvenida en La Moneda.
Boric también expresó sin rodeos su agradecimiento “a quienes ejercen y difunden una espiritualidad por la paz que es amable, que es cariñosa, que invita a cultivar la empatía y la compasión hacia los demás. Qué importante las palabras recién pronunciadas por la pastora de la iglesia evangélica cuando dice no hagamos nosotros lo que nos hicieron antes”.
"...en cada oportunidad que me encuentro con su fe, me resulta tremendamente conmovedor poder ser testigo de ella. Poder ser testigo de la vocación, la pasión y la convicción con que la profesan” - Gabriel Boric
La obispo luterana Izani Bruch, capellán de La Moneda, expresó que hace 507 años comenzó un movimiento nuevo, a un modo distinto de ser iglesia. “Entendemos la reforma protestante como un movimiento constante de liberación”. Bruch explicó que para los evangélicos y protestantes cada año es una oportunidad para reflexionar sobre “ese nuevo modo de ser iglesia y cómo estamos siendo iglesia en nuestra sociedad. Cómo estamos respondiendo a nuestra misión de anunciar la gracia, la misericordia y el amor de Dios en nuestros contextos”.
La capellán también mencionó que el apóstol Pablo exhorta en su carta a los Gálatas a vivir “en libertad”. Citó: “Cuiden esa libertad, dice Pablo, y no se dejen someter de nuevo al yugo de la esclavitud”. Bruch destacó que “vivir en libertad es un constante desafío, en especial en un tiempo de tantas libertades”.
Se refirió además, a que hoy el país enfrenta “desesperanza, consumismo, individualismo, inseguridad, abuso de poder, violencia, xenofobia, discursos nacionalistas y de odio. Vivimos también cautivos de una mezquindad política y tantos otros cautiverios que afectan nuestra convivencia, nuestra calidad de vida, nuestra libertad, afectan la dignidad humana, la paz, la justicia y por supuesto también nuestra democracia”.
“La historia de la iglesia evangélica establece momentos felices, gratos, pero también momentos en el cual la iglesia tuvo persecución y muertes” - Emiliano Soto
Bruch subrayó que “el movimiento de la Reforma es un movimiento de liberación que trae a la vida de los cristianos y cristianas el Evangelio. Trae el Evangelio de vuelta y es eso lo que nosotros celebramos, lo que Dios hace por nosotros y nosotras. El movimiento de la reforma afirma que por la gracia de Dios somos liberados del yugo de la ley, liberados para amar y para servir”. Además, recordó que “la salvación no se compra con nuestras obras. Las buenas obras son entonces respuesta de nuestra fe, consecuencia justamente de nuestra libertad ganada en Cristo”.
En esta misma línea, el obispo Soto destacó que la Biblia declara “y conoceréis la verdad y la verdad nos hará libres”. Soto aseguró: “Creo que todos nosotros hemos conocido la verdad. Hemos conocido a Cristo, un Cristo libertador, un Cristo que nos lleva a la libertad de poder desarrollar nuestra fe en un mundo que precisamente necesita del amor de Dios”. Agregó que la libertad verdadera se enfrenta constantemente a barreras “psicológicas, históricas, sociales, educativas y culturales” y reafirmó la importancia de un país donde esta libertad sea una realidad, en la que “la libertad religiosa, la libertad de profesar la fe, sea efectiva en el corazón de todos los chilenos”.
